ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

sábado, 7 de mayo de 2016

AGENDA POSCONFLICTO


Columna escrita en el Periódico Panorama Araucano, Mayo 2016

Ahora que salió a flote los diálogos entre el ELN y el gobierno a los ya adelantados en Cuba con las FARC; indispensablemente no podemos seguir pensando cómo será el país en paz (terminación conflicto armado), sino en la agenda que tiene que implementarse una vez se firmen los Acuerdos para ponerle fin a estos enfrentamientos (Posacuerdo). Es indiscutible que la vida cambiará para todos (Estado, Mercado, Sociedad Civil, Administración Pública, etc), con el nuevo lenguaje de la paz. Se tendrá que trabajar en la construcción de la democracia, en especial de la población del campo, de las zonas rurales y urbes de territorios más golpeados con la violencia, dado que tendrá que hacerse política sin armas. Se tendrá la oportunidad de pedir rendición de cuentas y trabajar para eliminar el flagelo de la corrupción. Hacer esfuerzos institucionales y financieros, para que al pasar las semanas, meses y años no nos decepcionemos tan rápido entorno a lo que deseábamos que ocurriera con la firma de los Acuerdos. Se requiere construcción de vías de comunicación, acciones propias para el mejoramiento del servicio de salud, mejoras en la calidad de vida, entre otros. Es decir, ya debemos tener la  “Agenda Necesidades de Colombia-ANC o, Agenda Posconflicto de Colombia-APC, que recoja todas las demandas de los diferentes sectores de la sociedad colombiana. Ello implica, un esfuerzo casi espiritual, dada la tarea inaplazable de formación de identidad que no ha existido por la distancia geográfica (ciudades, zonas rurales, caseríos, pueblos, veredas, corregimientos) del país que lo que han hecho es aumentar las brechas de la desigualdad. Así mismo, acciones para trabajar en seguridad frente a otros grupos y bandas criminales que seguirán actuando. En otras palabras, no tenemos que pedirle tanto al Estado Colombiano, sino más bien ciudadanos con más conciencia y decididos en cumplir con su aporte y tarea. Poner en práctica el posconflicto, con la presencia del Estado, mantener la institucionalidad, el no de la violencia de las guerrillas, impedir que aumente el de las pandillas o bandas criminales; no será tarea fácil. El Posacuerdo, reviste una importancia suprema puesto que debemos lograr que la fuerza militar legal y legítima esté presente en todo el territorio. Debemos lograr que los congresistas aprueben la “creación del servicio civil” con los estudiantes a graduarse de bachilleres, el trabajo social con los que se graduarán de cualquier carrera profesional o tecnológica y de los programas de formación del SENA, por el término de 10 meses; los cuales podrían ser un ejército de personas que ayudarían en esta transición del posconflicto. La misma gente de las FARC tendría que hacer servicio civil obligatorio. Ni qué decir del tema de la justicia. Vamos a tener que garantizar que no se tome justicia con las propias manos. En las zonas de desconcentración, que los exguerrilleros no se presten para ajusticiar con sus propias manos. Es necesario el lema de “Reconciliación y Perdón”. Todas estas premisas, implican asumir la paz como un compromiso personal. No sólo del Estado. Somos conscientes que existe en la actualidad una cierta apatía de un gran número de colombianos por la paz. Hay desconfianza, no se sienten involucrados, tienen miedo, se desconfía del proceso. No obstante, hasta los jóvenes deben ayudar. Toda la sociedad tiene que trabajar en el fortalecimiento de la confianza, en el nuevo rol del Estado. Desde luego, que no es lo mismo el que ha vivido la guerra, al que vive en la ciudad sin haber estado en los campos de batalla de las zonas afectadas por el conflicto. Sin embargo, en Colombia, todos terminamos involucrados en el conflicto. Se ha evidenciado una ganancia, y es que ya no se presentan tantos atentados por acción de la guerrilla, secuestros, reclutamiento, narcotráfico, etc. Por eso, el día que se firme el acuerdo, más gente se subirá al carro del ganador, pues la paz se dará con actos simbólicos, con la entrega de armas, no se deberán guardar, como muy seguramente ocurrirá. Promover la cátedra de la paz, es una buena iniciativa y alternativa. Por otro lado, también somos conscientes de la polarización del país en torno a la paz. Ha subido y bajado y depende de la coyuntura. Colombia no es la excepción. Hay un aumento de polarización en todo el mundo, pero más en nuestro país. En consecuencia, este es un desafío en la cruzada por la paz para superar las diferencias pero sin armas. Se tendrá que trabajar en el autoestima de los colombianos mismos (Colombia es un país rico). Debemos sentirnos que Colombia vale la pena, que no es sólo droga, males, terrorismo, pobreza, desigualdad. Trabajar en esto, nos ayudaría a despolarizar, porque ganaríamos al sentirnos que sí valemos, que todo vale la pena. Venimos históricamente en luchas. Todo esto se solucionará con un cambio generacional. Seríamos o somos un ejemplo de paz en un mundo en guerra. ¿Yo en que contribuiré?.