Discurso del
presidente de Uruguay, José Mujica, en la fracasada Cumbre Río+20
"Tenemos
que gobernar al mercado", que comparto plenamente.
¿Por qué
será que los medios de comunicación comerciales nunca escuchan lo interesante?
Las redes sociales se han encargado de amplificar el discurso del presidente de
Uruguay, José Mujica, en la fracasada Cumbre Río+20. Sus palabras aún resuenan,
por eso te regalamos el texto íntegro.
Los tópicos sobre José 'Pepe' Mujica son todos. El
anciano gruñón, el humilde presidente, el guerrillero anarquista que ha tomado
el poder, el agricultor presidente... Todos contienen algo de verdad pero,
fundamentalmente, logran anecdotizar todos los actos reales y simbólicos del
presidente de la República Oriental de Uruguay.
Por eso hemos preferido reproducir su intervención en
la Cumbre de Río+20, en la que aun consciente de que sus palabras no gustarían
habló de un modelo capitalista gastado e inviable, puso la felicidad humana por
encima de la acumulación y dejó claro que el problema del planeta "es
político": "No podemos indefinidamente continuar gobernados por el
mercado, sino que tenemos que gobernar el mercado. Por eso digo que el problema
es de carácter político".
"Pobre es el que necesita mucho"
Autoridades presentes de todas las latitudes y
organismos, muchas gracias. Y muchas gracias y nuestro agradecimiento al pueblo
de Brasil y a su señora presidente. Y muchas gracias a la buena fe que seguramente
han manifestado todos los oradores que me precedieron. Expresamos la íntima
voluntad como gobernantes de acompañar todos los acuerdos que esta nuestra
pobre humanidad pueda suscribir.
Sin embargo, permítasenos hacernos algunas preguntas
en voz alta. Toda la tarde se ha estado hablando del desarrollo sustentable, de
sacar inmensas masas de la pobreza. ¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas?
El modelo de desarrollo y de consumo es el actuar de las sociedades ricas. Me
hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la
misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno
nos quedaría para poder respirar?
Más claro: ¿el mundo tiene los elementos hoy,
materiales, como para hacer posible que 7.000, 8.000 millones de personas
puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más
opulentas sociedades occidentales? ¿Será posible? ¿O tendremos que dar algún
día otro tipo de discusión? Porque hemos creado una civilización, en la que estamos,
hija del mercado, hija de la competencia, que ha deparado un progreso material
portentoso y explosivo. Pero lo que fue economía de mercado ha
creado sociedades de mercado, y nos ha deparado esta globalización. ¿Y estamos gobernando a la
globalización o la globalización nos gobierna a nosotros? ¿Es posible hablar de
solidaridad y de que estamos todos juntos en una economía que está basada en la
competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?
Nada de esto lo digo para negar la importancia de este
evento. No. Por el contrario. El desafío que tenemos por delante es de una
magnitud de carácter colosal y la gran crisis no es ecológica, es política. El
hombre no gobierna hoy las fuerzas que ha desatado. Sino que las fuerzas que ha
desatado gobiernan al hombre.
¿Y la vida? Porque no venimos al planeta para
desarrollarnos en términos generales. Venimos a la vida intentando ser
felices. Porque la
vida es corta y se nos va. Porque ningún bien vale como la vida y esto es
elemental. ¿Pero si la
vida se me va a escapar trabajando y trabajando para consumir? La sociedad de
consumo es el motor, porque en definitiva, si se paraliza el consumo o se
detiene, se detiene la economía, y si se detiene la economía, es el fantasma
del estancamiento para cada uno de nosotros.
Pero ese hiperconsumo a su vez es el que
está agrediendo al planeta. Y tiene que generar ese hiperconsumo cosas que duren poco porque hay que
vender mucho. Y una lamparita eléctrica no puede durar más de mil horas
prendida. Pero hay lamparitas eléctricas que pueden durar 100.000, 200.000
horas. Pero ésas no se pueden hacer. Porque el problema es el mercado. Porque
tenemos que trabajar. Porque tenemos que tener una civilización de uso y tire.
Y estamos en un círculo vicioso.
Estos son problemas de carácter político que nos están
diciendo la necesidad de empezar a luchar por otra cultura. No se trata de
plantearnos volver al hombre de las cavernas ni tener un monumento del atraso.
No podemos indefinidamente continuar gobernados por el mercado, sino que
tenemos que gobernar el mercado. Por eso digo que el problema
es de carácter político.
En mi humilde manera de pensar, porque los viejos
pensadores lo definían, Epicúreo, Séneca, los aymaras, pobre no es el que tiene
poco, sino que, verdaderamente, pobre es el que necesita
infinitamente mucho y desea y
desea y desea más y más. Esta es una clave de carácter cultural.
Entonces, quiero saludar el esfuerzo y los acuerdos
que se hacen. Y lo voy a acompañar como gobernante. Porque sé que algunas cosas
de las que estoy diciendo rechinan. Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis
del agua, que la crisis de la agresión al medio ambiente, no es una causa. La causa es
el modelo de civilización que hemos montado y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de
vivir.
Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de
recursos naturales para vivir. En mi país hay tres millones de habitantes. Poco
más de tres millones doscientos mil. Pero hay trece millones de vacas de las
mejores del mundo. Cerca de ocho o diez millones de ovejas estupendas. Mi país
es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es una plenillanura. Casi el 80%
de su territorio es aprovechable.
Mis compañeros trabajadores lucharon mucho por las
ocho horas de trabajo. Ahora están consiguiendo seis horas. Pero el que
consigue seis horas se consigue dos trabajos y por lo tanto trabaja más que
antes. ¿Por qué? Porque tienen que pagar una cantidad de cuotas. La motito que
compró. El autito que compró. Y pague cuotas y pague cuotas. Y cuando quiere
acordar es un viejo reumático como yo y se le fue la vida.
Uno se hace estas preguntas: ¿ese es el destino de la
vida humana? Estas cosas son muy elementales. El
desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la
felicidad humana, del amor, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos,
de tener amigos, de tener lo elemental. Precisamente porque eso es el tesoro más importante
que se tiene. Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del
medio ambiente se llama la felicidad humana. Gracias.