ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

domingo, 23 de mayo de 2021

HACIA UNA TEORIA DEL GOBIERNO II

Columna publicada en el Diario la Nación el 28/03/2021

El primer cuestionamiento que nos atañe en esta reflexión es: ¿qué entendemos como teoría del gobierno?. Como bien se sabe, en ciencias sociales, por un lado están las teorías normativas, y por otro, las teorías descriptiva-explicativas. En este caso, en la teoría del gobierno; la teoría normativa de gobernar es particularmente una teoría jurídica. Teoría que se enfoca en la identificación y justificación normativa, axiológica de los valores, principios, leyes, normas, propiedades institucionales, que el gobernar debe incluir y respetar a fin de ser considerado gobierno dentro de un Estado de derecho y democrático. Estos fundamentos conceptuales, son propios de la teoría normativa que no se pretenden abordar en este espacio dado que es propio del campo de acción de los juristas. El objetivo es efectuar el abordaje o reflexión desde la teoría descriptiva-explicativas. En este escenario, una teoría explicativa de gobernar, su fin es identificar, exponer y poner a consideración y debate los factores que hacen posible el gobernar.  Es decir, que ese gobernar dentro de un mundo de leyes (Estado de derecho y democrático) según la teoría normativa; realmente sea efectivo, produzca resultados, conduzca a la sociedad a nuevos niveles de bienestar y seguridad. En otras palabras, interesa es la teoría descriptiva-explicativa del gobernar en cuanto ésta pueda identificar los diferentes factores que hacen posible que el gobierno democrático sea un gobierno efectivo y que realmente gobierne. Este propósito, en el entendido que en la actualidad el énfasis de los ciudadanos está centrado en la efectividad del gobierno para los miembros de la asociación política qué hoy llamamos Estado. Máxime en un Estado de Derecho y democrático del que nos jactamos tener y el que supuestamente valora significativamente la dignidad de la persona. ¿Por qué razón?. Porque gobernar es una acción ejecutiva, performativa, de logro de resultados de valor, de rendición de cuentas, generador de confianza a través de la transparencia, entre otros. No constituye solamente una acción discursiva, sino que debe ser fundamental y esencialmente una acción ejecutiva. El discurso del gobernante debe estar en función de la ejecución, como información, como explicación, como justificación. Desde donde se le mire, lo que se exige es que el gobernante ejecute lo prometido, definido y lo más requerido. En consecuencia, la mirada desde esta teoría del gobierno es formular y presentar con claridad las condiciones y propiedades que hacen que el gobernar sea efectivo. Actualmente, en el centro de la preocupación ciudadana y de los estudios académicos que se enfocan en los asuntos públicos está el gobierno y, específicamente, la efectividad directiva del gobierno (Aguilar, 2020). Los cuestionamientos generalizados apuntan: ¿gobiernan realmente los gobiernos? y, ¿qué asuntos gobiernan con éxito o no?. Por otro lado, ¿Qué otra variedad de asuntos más o menos los gobiernos realizan en su tarea de gobernar?, ¿cuáles son los asuntos en que sus ideas, posiciones políticas, políticas públicas y la administración pública son más causas del desgobierno y lo que provocan son situaciones de ingobernabilidad más que de gobernabilidad?. En este sentido, la pandemia mundial sirvió porque nos permitió redescubrir la necesidad e importancia del gobierno con capacidad directiva para organizar y alertar a la sociedad de lo que estamos viviendo. Es decir, que existe en el sistema social un agente con la capacidad de convocar, advertir, prohibir, prescribir, atender las situaciones críticas con efectos nocivos letales y mucho más. El problema es ¿lo está haciendo?. Al contrario, hemos visto aflorar la inconformidad sobre la política sanitaria, económica, educativa por nombrar sólo unas. Las críticas han crecido, no se han hecho esperar. También, los cuestionamientos, debilidades administrativas han colocado en evidencia el tema de la afectividad del gobierno (o no efectividad). Por ello reiteramos, ¿gobiernan los gobiernos o intentan solo hacerlo?. ¿hacen lo más que pueden o tampoco son capaces de hacer lo más que pueden?.  Los resultados saltan a la vista bajo el entendido que tenemos cada día más problemas críticos que no han sido resueltos, necesidades justificadas insatisfechas, desigualdades injustificadas, bajos niveles de prosperidad, de bienestar, seguridad social, etc.,  

HACIA UNA TEORÍA DEL GOBIERNO I

 Columna publicada en el Diario la Nación el 14/04/2021

Muchos preguntarán qué se enseña y aprende en Administración Pública que imparte la Escuela Superior de Administración Pública-ESAP. Cuando ingresan los estudiantes nuevos a este programa, se les indica que en los 5 años que dure su carrera, tendrán que estudiar y aprender todo sobre el Estado, el poder, sistemas y régimen políticos, el gobierno, las organizaciones públicas, las políticas públicas, el mercado, la sociedad civil y, la administración pública; con una visión local, departamental, nacional y global, como eje de la formación. Incluso, se les plantea qué si continúan en posgrado sobre la misma área del saber su profundización se agudiza, si realizan la maestría en administración púbica, aún más su complejidad. Y que sí realizan el Doctorado en administración Pública, su proceso de producción intelectual girará en los mismos temas. Es una carrera maravillosa, indiscutiblemente. Hasta por cultura general debería estudiarse primero que cualquier carrera. Diría que el 95% de la población colombiana (una cifra por sustentar), está de espalda a estos temas, razón por la que no conocen el desenvolvimiento de nuestra realidad nacional. En este espacio, trataré de disertar sobre un tema poco conocido como es el del gobierno. Cuando nos preguntan qué es el gobierno, quien lo conforma, cuales son los requisitos para ser un gobernante, qué se gobierna, cómo se gobierna, a quién se gobierna, en dónde se gobierna, formas de gobernar, formas de gobierno; no tenemos las respuestas claras. Por ello, siguiendo al profesor Luis F. Aguilar Villanueva, iniciaré una serie de escritos sobre la teoría del gobierno, con el fin de generar una reflexión en nuestros lectores sobre la temática. Más en estos tiempos tan necesarios, donde el gobierno entró a nuestras casas y a la intimidad, sin darnos cuenta, pero que está haciendo de las suyas. Lo primero es plantear el problema actual del gobernar, entender que el gobierno de hoy es un problema y no sólo la solución de problemas. Permítanme, provocarlos de entrada con este planteamiento para retarlos y enfrentarlos al debate. El objetivo personal y a lo mejor como expectativa de ustedes, está el de contribuir a la reflexión sobre  una teoría del gobierno y, particularmente del gobierno, en el sentido del gobernar. Es necesario, enfocarnos para contribuir en la discusión sobre una posible teoría de gobernar. Por muchos años, por no decir, décadas, se ha trabajado en las teorías del Estado, la Democracia, del federalismo, la Administración pública, del poder, entre otras. Pero paradójicamente como lo advierte Aguilar (2020), no se tiene una teoría del gobierno. Se da por sentado, por supuesto una teoría del gobierno, pero no la hemos explicitado. Esa debería ser una tarea del gobierno: explicitar nuestros supuestos, conceptos, crítica y particularmente los factores que hacen posible un gobierno democrático, efectivo y de leyes. Con esta pandemia, ¿cuántas disposiciones legales ha expedido este gobierno y en las cuales ha invadido las competencias de las otras ramas del poder?. ¿Ha sido efectivo?. ¿Ha sido democrático?. Esa será la tarea en la próximas columnas.   


UN PUEBLO UNIDO...

Columna publicada en el Diario la Nación el 12/05/2021

Cuando han transcurrido 15 días de protestas y de paro, el pueblo ha identificado dos temas con exactitud. Por un lado, el rol del Estado con su gobierno de turno (como opresor), que sólo ve los heridos, muertos y los hechos cometidos por los manifestantes. Y que mientras pueda o tenga el chance al bajar la marea de las protestas o paro, con los recursos que dispone, medios de comunicación a su servicio, discurso oficial dominante, su conservadurismo, tono de aparente verdad y diálogo, propiciador del orden y la seguridad; se tomará el tiempo que sea necesario para tratar de mantener su status quo (y se dará el lujo de no iniciar las mesas de diálogo). Desde luego que este responde a una élite herméticamente enclaustrada entorno a sí misma, incapaz de juzgar sus propios privilegios y atrapada en un discurso autocomplaciente que se disfraza de una aparente meritocracia y libre competencia. Por el otro, el de los pobres, dueños de nada (como oprimidos), quienes todas sus cartas están en su contra y que tienen claro el funcionamiento de la ley del embudo. En otras palabras, viene a ser la mayoría de este país, por no decir, la totalidad según encuesta reciente del Dane. Si esta mayoría baja el fervor de las protestas o paro, se debilitan, no logran la unión de sus líderes entorno a una sola voz, no generan unidad de procesos, no impulsa la masiva concentración; será aprovechada en su contra por los primeros. Si se tiene claridad en estos factores, implica tener identificadas las causas del paro. Como también, las salidas al mismo. No es necesario repetir situaciones referidas con la fragmentación de la democracia en cuanto a que los elegidos tienden a buscar siempre su interés personal; la brecha en el liderazgo de los gobernantes y la élite frente a su incapacidad en la superación de las necesidades de los individuos; la acumulación del fastidio del pueblo ante la impunidad y abusos de su clase dirigente; el eterno problema de la propiedad privada que impide a la gran mayoría obtener o satisfacer sus necesidades básicas; el modelo económico copiado e impuesto en particular los postulados de Milton Friedman; los dirigentes o la élite de este país que se quedó opaca y en el confort ante las cifras macroenómicas y microenómicas de los últimos años y no actuaron con astucia frente al aumento de necesidades y problemas públicos; la pandemia mundial que logró dejar al descubierto estos macroproblemas y no vislumbraron el cansancio para esta explosión presentada y que nos tiene en este paro, entre otros aspectos. En cuanto a la salida o camino a seguir, el protagonismo estará en el liderazgo de las mujeres como garante de la participación, en la sabiduría de los pueblos indígenas que tienen otras visiones, en la inclusión en los diálogos a todos los jóvenes y sectores que tradicionalmente no han participado pero que añoran otros modelos de desarrollo alternativos perfectamente posibles. Lo que uno observa en los históricos procesos constituyentes, es que terminan participando los mismos con las mismas. Y el cambio no se dio. En esta oportunidad, tiene que ser diferente. El reto, no es una ideología. Lo será el hecho de asegurarnos que la salida contemple nuevas reglas, que estas reglas sean amplias para garantizar nuevas formas de vida, participación política y, otros espacios para desarrollarnos. No solo una forma única en la visión del capitalismo o socialismo o cualquier otro sistema. Sino un modelo donde se respete la diversidad política en todas las esferas (local, regional, departamental, nacional, global), la participación ciudadana y democrática validada según la petición de las mayorías, bien sea mediante un proceso de elecciones o un plebiscito u otro mecanismo de participación amplio. Pero que el elemento diferenciador, sea el involucramiento del pueblo, de las mayorías. No solamente lo acordado mediante representación y a puerta cerrada de los representantes de la élite de siempre en un congreso deslegitimado y por representante de los partidos sin credibilidad. Esta es la oportunidad del pueblo, en muchas décadas. No la desperdiciemos. Otra Colombia es posible.