ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, cursante del Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en el Colegio de Morelos (México), ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

jueves, 22 de julio de 2021

PROYECTOS A DIESTRA Y SINIESTRA

 Columna publicada en el Diario la Nación el 21/07/2021

Ya estamos en la última legislatura del Congreso de la República 2018-2022. Año complicado porque será de campaña presidencial. Los proyectos no fluyen como el primer y segundo año de posesionado el presidente de la república. Aun así, como en una piñata, los parlamentarios huilenses tienen su ego alto con relación a sus propuestas de proyectos o iniciativas legislativas. Pregonaron que radicarían proyectos en esto, en aquello y como en botica, para todo. Pero ya no comemos cuento. Menos de los politiqueros. Hoy las fuerzas son otras y están en otros lados. Los movimientos sociales liderados, no por parlamentarios, han puesto de presente otras necesidades, realidades y estrategias. Sin embargo, a beneficio de inventario, y como justificación a los pocos incautos, indicaron en qué trabajarán. Bueno, estarán dedicados. La senadora Esperanza Andrade centrará su esfuerzo en lograr que se implemente la pena de prisión perpetua revisable para feminicidas, el reconocimiento de la existencia jurídica de la persona desde su concepción, como prevenir-remediar y sancionar la violencia intrafamiliar, instauración del mecanismo de arbitraje para procesos ejecutivos, entre otros. La tiene complicada senadora. No alcanzará la batería. Amanecerá y veremos. En la otra orilla, el senador Rodrigo Lara, se enfocará en los proyectos de acoso judicial a periodistas, la regulación y sanción del porte ilegal de armas y lograr que las EPS e IPS asignen citan inmediatas con especialistas en el sistema de salud. Es una tarea para los superhéroes de comics. Pero también están en pandemia. El senador Rodrigo Villalba, se dedicará con su iniciativa de proyecto a congelar la nómina de los altos salarios del Estado. Imposible lograrlo. Más fácil, el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. El senador Ernesto Macías, se la jugará con ahorro fiscal en el congreso bajo el argumento de la reducción del número de congresistas, de sus unidades de trabajo legislativo, servicio telefónico, tiquetes aéreos, viajes, reajuste de salario y otros. Algo imposible que no hizo como presidente del Congreso iniciando con partido político y presidente amigo, así no le alcanzara el sueldo. Menos ahora en esta coyuntura. De los representantes a la cámara, es como concertar con los niños más chiquitos de la piñata, sobre cuantos juguetes alcanzarán o obtener.  Flora Perdomo, se enfocará con sus proyectos sobre el desarrollo empresarial femenino, protección de la producción panelera, reconocimiento al trabajador rural y estará pendiente de los proyectos radicados por el gobierno (reforma tributaria, ley de tierras e iniciativas que buscan la reactivación económica del país). Lo dije. Los grandes de la piñata no la dejarán correr. En cuanto a Jaime Felipe Lozada, debatir reforma de la salud (no indicó en qué se la jugará), lograr la autorización del retiro de parte de ahorros de fondos privados de pensiones y su proyecto estrella: lograr homenajear el personal de la salud por su esfuerzo en esta pandemia. Ahí vemos el niño de la piñata sus dotes de estadista. En cuanto a Julio César Triana, defenderá iniciativas hasta ahora no materializadas como el recorte de los periodos de receso del congreso. Será el niño diferente de la piñata. Lo no realizado en 211 años, con su apoyo ¿se cristalizará?. Y como meta altruista insistirá (pero cómo) en la reforma a la justicia. Me niego a creer este logro. De pronto pueda con el pago de pasantías universitarias por aquello de la gratuidad de la educación. Y Henry Cuéllar, el aprendiz del Congreso, la tiene cruel con sus metas: el proyecto de ley de creación del fondo de estabilización de precios de la panela, reformar las leyes 2a de 1959 (ambiental) y 1900 de (predios y parcelas), temas que puede referenciarlos desde el paquete de los PDEET. No le alcanzará. Le quedará sólo el aprendizaje y la palomita de los vicios que se adquieren y no se pueden borrar cuando se pasa por el congreso.  Ninguno de ellos habló de un Proyecto en conjunto. Cada uno por su lado. Imagínese que el Diario la Nación hubiese preguntado a todos los parlamentarios del país, cuales serían sus propuestas a radicar o que radicaron. Se repite lo mismo. Lo bueno, lo humano y lo divino. Pero un proyecto, coyuntural que contribuya a salir de esta coyuntura, pareciera que se deja al gobierno. Y por eso vuelve y juega reforma tributaria. Lo importante, es que la tienen complicada. Y difícilmente repetirán curul con tanto proyecto a diestra y siniestra que no se concretará. 

sábado, 10 de julio de 2021

30 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN

Columna publicada en el Diario la Nación el 07/07/2021

El domingo anterior se cumplieron 30 años de haberse promulgado la Constitución Política de Colombia. Un hecho, que nos marcó la vida a quienes en 1990 y 1991 habíamos cumplido los 18 años. Pero también, a quienes nos motivamos previamente en la gesta de lo que significó la séptima papeleta y que concluyó con esta Carta Fundamental de 1991. En ese instante, era estudiante del grado once del glorioso Colegio Nacional Simón Bolívar de Garzón. No me involucré en este movimiento estudiantil por que me hayan indicado los profesores, ni compañeros estudiantes. Terminé vinculado porque me interesé por lo temas políticos. En ese momento, se gestaba la candidatura al Senado de Carlos Corsi Otálora, por el movimiento Laicos Católicos por Colombia. Una alternativa diferente en esa época para quienes no nos sentíamos identificamos ni con las órdenes ni con el equipo que conformaban José Antonio Gómez Hermida, Julio Enrique Ortiz Cuenda, y menos con Cesar Ucros Barros. En Garzón, también se procedió a votar por la séptima papeleta por algunos jóvenes, que sí bien no montamos una organización para el tema, no habíamos coordinado con los de otras regiones ni ciudades, pero por el voz a voz allegado, sentíamos la necesidad de ser parte de un verdadero cambio. No lo dudamos en reclamar la fotocopia de esa denominada séptima papeleta y depositarla junto a los otros tarjetones en nuestro ejercicio de voto ante la registraduría. Este es un sello que nos identifica. Que nos hace sentir orgullosos de nuestra participación en este hecho histórico de nuestra vida constitucional. Desde ese instante, no le perdimos de vista a todo el proceso para la selección de los dignatarios a la Asamblea Nacional Constituyente, su conformación y luego discusión de los temas hasta producirse el articulado de la Constitución Política, así como su posterior pedagogía para entenderla. Luego, ingresé a estudiar Derecho en la Universidad la Gran Colombia en Bogotá en 1992. Precisamente, el plato fuerte de la carrera, estaba en estudiar toda la nueva institucionalidad creada por la Constitución Política y las comparaciones con la Constitución de 1886 que había agonizado. Con fervor, los magistrados de la naciente Corte Constitucional como Antonio Barrera Carbonell, Vladimiro Naranjo Mesa y Carlos Gaviria Diaz contribuyeron en el fortalecimiento del área del derecho constitucional para entender lo que ocurría. El estar presentes en esa coyuntura, no ha permitido que nos desliguemos de lo que ha pasado con la Carta fundamental en estos 30 años. Lamentablemente, su esencia, no se ha desarrollado aún. Por el contrario, con las reformas realizadas a través de Actos legislativos, el Acuerdo de Paz incorporado y sus más de 2000 leyes expedidas, han oscurecido su panorama y han impedido cumplir su propósito de Estado Social de Derecho instaurado (al menos en el texto constitucional). Tanto, que ahora repetimos como loras, que lo que se debe cambiar es el modelo económico. Que esa Constitución fue creada para un modelo económico diferente con el que se tiene. Ojalá Chile, no repita lo de Colombia, cuando, casualmente acaban de instalar su convención Constitucional. También, que el movimiento que persiste con posterioridad al paro nacional de Colombia, no baje la guardia frente a la exigencia del respeto de la Constitución. Sin embargo, sería bueno recordar por qué la Constitución de Estados Unidos es tan corta, sin tantas modificaciones. Igualmente, cómo funcionan Inglaterra, Nueva Zelanda, San Marino e Israel, que no tienen constitución.  O los casos especiales de Canadá, Libia y Omán. 30 años, son 30 años. Viva la Constitución de 1991.