Columna publicada el 27 de septiembre de 2023 en el Diario la Nación
No sé si a propósito, pero en Colombia poco se difundió
por los medios de comunicación la monumental protesta del pasado domingo que se
desarrolló en la Plaza de Felipe II de Madríd contra el presidente Pedro
Sánchez por avalar una amnistía no votada, ni aprobada pero exigida por los
líderes independentistas catalanes que participaron en el proceso secesionista
de 2017. Esto, se puede ver como una especie de jugadita para obtener apoyo y
con la finalidad de seguir en el poder, pues ya en el 2021, había rechazado esa
iniciativa legislativa. Precisamente, se da justo en los días previos a que se
realizara el proceso o sesiones de investidura del nuevo gobierno que se
disputa con Alberto Núñez Feijóo del Partido Popular-PP. Lo traigo a colación,
precisamente hoy, cuando en Colombia se inaugura (por primera vez en vigencia
de la Constitución del 1991) una movilización directamente avalada, organizada
y financiada por el gobierno del presidente Petro. El contraste, es porque mientras
en España, la reacción del pueblo fue en contra del presidente en funciones por
proponer una amnistía a la que la han calificado como una infamia, un fraude,
de inconstitucional, intentona golpista, chantaje e incluso de indigna para los
españoles dado que debe entenderse más bien que es un país de iguales y no dar
a lugar a cacicadas; Colombia vive una movilización de tipo oficialista. Lo
curioso en España, fue ver el apoyo en esta multitudinaria manifestación,
incluso, a los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, la presidenta de
la comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso y el alcalde de Madrid José Luis
Martínez-Almeida. En otras palabras, se despertó un nacionalismo palpitante por
esta situación. Vale la pena indicar que no fue organizada por el presidente,
sino por la oposición. Pese a ello, el presidente Sánchez les respondió que el
gobierno que preside se reeditaría en coalición y, el gobierno socialista
continuaría. Expresiones que calentarán aún más por lo desafiantes el sentir de
las masas ya en protesta. Por su puesto, con las consecuencias que ello
implica. Esta situación o coyuntura que vive España nos toca directamente. Uno
esperaría que por ser la madre patria como se refería en ataño, los procesos
democráticos tuvieran otro tinte. Sin embargo, no es así. Así lo expresen sus
seguidores del oficialismo en cuanto a que la ventana de oportunidad para
iniciar el debate territorial del Estado que desemboque en el reconocimiento
real de los derechos nacionales de vascos, catalanes y gallegos pronto será una
realidad. No se vislumbra consenso. Entonces, qué esperar en nuestro país,
cuando el presidente Petro, es quién ha reiterado que con la movilización del
pueblo se impulsen, concreten y validen las reformas requeridas. Y para ello,
desde las mismas instituciones públicas se promueva, organice, financie y
lideren dichas marchas o movilizaciones. Un análisis sin precedentes o
referentes comparativos para establecer los alcances de estas: España indigna o
Colombia dominada.
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