El discurso viral contra los
'Millennials' que sorprende al mundo
El escritor y motivador
británico Simon Sinek, mundialmente conocido por su charla de 2009 en TED 'Cómo
los grandes líderes inspiran a la acción', participó el pasado 7 de septiembre
en el programa 'Inside Quest', en el que expresa su visión sobre los
'Millennials' (generación de nacidos entre 1981 y el 2000). Sus palabras son
una crítica implacable a las debilidades de las personas de este segmento de la
población, en la que se cuestiona que crecieron creyendo que podían tenerlo
todo con solo desearlo, que escapan de su frustración con la adicción a las
redes sociales y que disimulan su ansiedad con la "satisfacción
instantánea", dejando un vacío al momento de enfrentarse al mundo real.
Sinek termina su intervención sugiriendo que los 'Millennials' necesitan
paciencia para disfrutar de "las cosas que realmente importan". Este
discurso que impacta, en el caso colombiano, a más de 12 millones de habitantes
según la firma de investigación de mercados YanHaas, es una pieza viral
Me
he tomado el trabajo de transcribirlo para todos mis contactos, quienes no
tienen la posibilidad de verlo y escucharlo, pero si leerlo.
“Se les acusa a los
millennials de creerse con derechos, narcisos, egoístas y perezosos. Pero
creerse con derechos, es lo principal. Y porque confunden demasiado el
liderazgo: Lo que pasa es que los líderes están preguntándole que quieren. Y
éstos millennials responden: queremos trabajar en un lugar con propósito. Me
encanta. Queremos generar impacto. Lo que sea que eso signifique. Queremos
comida gratis y pufs. Cuando logran un trabajo con propósito y mucho pufs,
mucha comida gratis y, aun así, por alguna razón, todavía no son felices, y es
porque hay una pieza faltante. Y lo que he aprendido es que puedo dividirlo en
4 piezas, cuatro cosas o características: La primera es la crianza, la otra es la tecnología, la tercera es la impaciencia, y
la cuarta es el ambiente. Muchos de la generación que llamamos millennials
crecieron sujetos a estrategias fallidas de crianza. Donde por ejemplo les
dijeron que eran especiales. Todo el tiempo. Les dijeron que tendrían todo lo
que quisieran en la vida, solo por quererlo. Algunos recibieron galardones no
porque lo merecieran, sino porque sus padres se quejaron. Y muchos recibieron
la mejor nota porque los profesores no se querían enfrentar a los padres.
Algunos obtuvieron medallas de participación, le dieron medallas por llegar de
últimos. La ciencia que tenemos es muy clara: Eso devalúa el valor de la
medalla y la recompensa de aquellos que trabajaron duro para conseguirla. Y que
la persona que llegue de última se avergüence, porque no la merecía y eso lo
hace sentir peor. Uno toma a este grupo de personas (millennial), se gradúan,
obtienen un trabajo con el mundo real y, en un instante, se dan cuenta de que
no son especiales. Que su mama no puede conseguirles un ascenso, que no te dan
nada por llegar de último y, a propósito, no tendrás todo lo que deseas sólo
por quererlo. En un instante su autoimagen se viene abajo. Tienes una
generación entera que crece con menor autoestima que las anteriores. El otro
problema que lo complejiza es que crecemos en un mundo de Facebook e instagram,
en otras palabras, somos muy buenos poniéndole filtro a las cosas, somos muy
buenos mostrándole a la gente que la vida es asombrosa, así esté deprimido. Y entonces,
todos suenan rudos como si lo supieran todo. Y la realidad es que hay muy poca
fortaleza y muy pocos lo saben todo. Entonces, cuando alguien mayor pregunta ¿que
vamos a hacer?. Ellos dicen, estos es lo
que tenemos que hacer. Y no tienen ni idea. Así que tienes una generación
entera creciendo con una autoestima más baja que la anterior. Y no es culpa de ellos.
Les toco una mala situación. Ahora, añadamos la tecnología. Sabemos que la interacción con las redes sociales y
nuestros celulares libera un químico llamado dopamina. Por eso cuando recibes
un mensaje se siente bien. Todos lo hemos sentido cuando estamos un poco
tristes o solos. Que enviamos un mensaje a diez amigos: hola, hola, hola,
porque se siente bien cuando responden. Es por eso ue contamos los links, por
eso volvemos diez veces a ver qué está pasando. Mi instagran está subiendo
lento, ‘Qué está pasando?, ¿será que ya no les gusto?. El trauma de los chicos
de ser eliminados de amigos. Porque sabes que cuando lo logras, sientes una
dosis de dopamina, y se siente bien. Porque nos gusta es que volvemos a
hacerlo. Y la dopamina es exactamente el mismo químico que nos hace sentir bien
cuando fumamos, cuando bebemos y cuando apostamos. En otras palabras, es
altamente adictiva. Tenemos restricciones de edad para fumar, apostar y para el
alcohol. Y no tenemos restricciones de edad para las redes sociales ni para los
celulares, lo que equivale a abrir la licorera y, decir a los adolescentes:
Mira aquí. Ese adolescente sí se pone triste. Eso es básicamente lo que pasa.
Tienes una generación entera que tiene acceso a un aditivo y adormecedor
químico llamado dopamina a través de las redes sociales y celulares durante el
alto estrés de la adolescencia. ¿Por qué esto es tan importante?. Casi todos
los alcohólicos, descubrieron el alcohol cuando eran adolescentes. Cuando somos
pequeños, la única aprobación que necesitamos es la aprobación de nuestros
padres. Mientras pasamos la adolescencia y pasamos esta transición, es donde
necesitamos la aprobación de nuestros semejantes. Muy frustrante para los
padres. Muy importante para nosotros porque nos permite culturizarnos afuera de
nuestras familias hacia tribus externas. Es un periodo altamente estresante y
ansioso de nuestras vidas. Y se supone que aprendemos a apoyarnos en nuestros
amigos. Algunas personas descubren por accidente el alcohol y los efectos
tranquilizantes de la dopamina que les ayuda a sobrellevar el estrés y la
ansiedad de la adolescencia. Infortunadamente eso queda programado en sus
cerebros, y por el resto de sus vidas. Cuando sufren un estrés importante, no
acudirán a una persona, acudirán a la botella. Entonces, estrés social, estrés
financiero y estrés profesional son las razones principales por las que un
alcohólico bebe. Lo que pasa es que permitimos el acceso ilimitado a estos
aparatos y redes productoras de dopamina que los están programando y lo que
vemos cuando crecen es que muchos chicos no saben cómo formar relaciones
profundas ni significativas. Son sus palabras (no las mías). Ellos admitirán
que muchas de sus amistades son superficiales. Admitirán que no cuentan con sus
amigos, que se divierten con ellos, pero ellos saben que los cambiarán de plan
si algo más aparece. Las relaciones profundas no están ahí porque nunca
practicaron las habilidades necesarias y, peor aún, no tienen los mecanismos
para lidiar con el estrés, cuando aparece algún estrés significativo para sus
vidas, no acudirán a una persona, acudirán a un aparato, acudirán a sus redes
sociales. Acuden a estas cosas que les ofrecen alivio temporal. Nosotros sabemos, y la ciencia es claro en
decirlo: La gente que pasa más tiempo en Facebook sufre de índices de depresión
más altos que quienes pasan menos tiempo. Estas cosas se balancean. El alcohol
no es malo. Mucho alcohol es malo. Apostar es divertido. Apostar mucho es
peligroso. No hay nada malo con las redes sociales ni los celulares, es el
desbalance. Si están cenando con tus amigos y mandas mensajes a alguien que no
está ahí. Eso no es un problema, es una adicción. Si estás en una reunión con
gente que supuestamente deberías estar escuchando y hablando, y pones tu
teléfono sobre la mesa. Boca arriba o boca abajo, no me interesa. Eso manda un
mensaje inconsciente a todos. ¿saben?. Ustedes no son tan importantes para mí.
Eso es lo que pasa. Y el hecho de que no
lo puedas poner lejos, es porque eres un adicto. Si te levantas y miras tu
celular buenos días a tu novia, novio o esposo, tienes una adicción. Y como
toda adicción con el tiempo, destruirá relaciones, costará tiempo, costará
dinero, y hará tu vida peor. Entonces tiene una generación creciendo con baja
autoestima. Que no tiene mecanismos de supervivencia para lidiar con el estrés.
Ahora añádale la sensación de
impaciencia. Crecieron en un mundo de recompensa instantánea. ¿quieres
comprar algo?. Vas a Amazon o mercado libre y llega al día siguiente. ¿Quieres
ver una película?, accede y mira la película, no tienes que esperar las horas
de las películas. ¿Quieres ver una serie de televisión?. Bamm.., ni siquieras
tienes que esperar cada semana. Conozco gente que se salta temporadas enteras,
sólo para poder ver el final. Recompensa instantánea. ¿Quieres salir con
alguien?. Ni si quieras tienes que aprender a ser ¿hey?. No tienes que aprender
ni practicar esa habilidad. Ni tienes que estar en ese mundo incómodo donde
ella dice sí y, significa no, y no significa sí. Sólo desliza su dedo en el
celular y bing, soy un galán. No tienes que aprender los mecanismos sociales de
supervivencia. Todo lo que quieras lo puedes tener instantáneamente. Todo lo
que quiera, recompensa instantánea. Excepto. Satisfacción laboral, y fortaleza
en las relaciones. No existe un app para eso. Son procesos lentos,
serpenteantes, incómodos y desordenados. Me sigo encontrando esos chicos
maravillosos, fantásticos, idealistas, trabajadores e inteligentes que se
acaban de graduar y apenas están empezando en un trabajo. Me siento con ellos y
les pregunto ¿cómo va todo?. Y ellos responden: Creo que voy a renunciar. Y Pregunto “¿por qué?, y dicen: no estoy
logrando un impacto. Yo les digo, llevan 8 meses. Es como si se paran al frente
de una montaña, y tuvieran este concepto abstracto llamado “impacto” que
quieren tener en el mundo. Eso es la cumbre, lo que no ven es la montaña. No me
importa si subes la montaña lento o rápido, pero igual hay una montaña.
Entonces, lo que tiene que aprender esta joven generación, es paciencia. Que
ciertas cosas que de verdad importan como el amor, la alegría, el éxito
laboral, el amor por la vida, por el autoestima, un conjunto de habilidades o
cualquiera de estas cosas, todas estas cosas toman tiempo. Algunas veces puedes
avanzar en ciertos pedazos. Pero el viaje completo es arduo, largo y
difícil. Y si no buscas ayuda, y
aprendes las habilidades, te caerás de la montaña. El peor de los casos (que ya
lo estamos viendo), es el incremento en porcentaje de suicidios. Hemos visto en
esta generación, el incremento de muertes accidentales debido a sobredosis de
drogas, hemos visto más y más chicos abandonar la escuela o tomar pausas largas
debido a depresión. Inaudito. Esto es muy malo. El mejor escenario. Todos estos
son malos casos. El mejor de los casos es que tendrás una población entera
creciendo y yendo por la vida sin encontrar nunca una alegría. Nunca
encontrarán realización profunda en su trabajo o en la vida. Pasaran por la
vida diciendo que todo está bien. ¿Cómo va el trabajo?, todo bien. Igual que
ayer. ¿Cómo va tu relación?. Todo bien. Es el mejor escenario posible. Lo que
me lleva al cuarto punto que es al
ambiente. Donde estamos tomando este grupo de chicos sorprendentes y
fantásticos a los que les toco una mala situación No es culpa. Y los ponemos en ambientes
corporativos donde importan más los números que los chicos. Donde importan más
las ganancias a corto plazo que las vidas a largo plazo de este joven ser
humano. Nos preocupamos más por el año que por la vida. Los ponemos en
ambientes corporativos que no están ayudando a construir confianza, que no les
están ayudando a aprender habilidades de cooperación, que no les ayudan a
superar los desafíos del mundo digital y encontrar un balance, no los están
ayudando a superar la necesidad de tener recompensa instantánea. Y enseñarles
la felicidad, el impacto y la realización que obtienes trabajando duro por
mucho tiempo. En algo que no se puede hacer en un mes o hasta en un año. Los
metemos en ambientes corporativos y la peor parte es que ellos creen que es su
culpa. Se culpan a sí mismos. Creen que ellos son los que no pueden. No es así.
Estoy aquí para decirles que no son ellos. Son las corporaciones, el ambiente
corporativo, la falta total de buen liderazgo en el mundo de hoy. Los están
haciendo sentir así. Odio decirlo, pero es responsabilidad de los compañeros.
Apesta ser tú, pero no teníamos otra opción. Esto es lo que hay. Ojalá la
sociedad y los padres hubieran hecho una mejor labor, pero no. Ahora los
metemos en las compañías y recogemos la flojera. Tenemos que trabajar extra y
duro para encontrar las maneras de construir confianza, para encontrar formas
de enseñarles las habilidades sociales que les faltan. No debería haber
celulares en las salas de reuniones. Ninguno. Cero. Y tampoco se trata de
sentarse afuera para mandar mensajes. Cuando estas esperando a que una reunión
comience, esto es lo que hacemos, nos sentamos a darle al celular y, así esperamos
a que la reunión comience. ¿comenzó la reunión?. Okey. ¿No!. Así no es como las
relaciones se forman. ¿Recuerdas que hablamos de las pequeñas cosas?. Las relaciones
se forman de esta manera, cuando esperamos que la reunión comience y decimos a
los que están ahí presentes o al que esté más cercano a mi: ¿Cómo está tu
papa?. Escuché que estaba en el hospital. Y el otro responde: Está mucho mejor,
gracias por preguntar. Ya está en casa. Me alegra saberlo. Eso es asombroso. Sí
lo sé. Fue bastante aterrador. Así es como se forman las relaciones. Hey, ya tienes listo el reporte?. Oh, Dios mío, no
lo hice. Yo le ayudo. Yo te puedo ayudar
con eso. ¿En serio?. Así es como se forma la confianza. La confianza no se
forma en una eventualidad, en un día. Ni
siquiera los malos momentos se forman en un día ni inmediatamente. Es la
constancia lenta y permanente. Tenemos que crear mecanismos donde permitamos
que esas pequeñas interacciones sucedan. Pero cuando permitimos celulares en
las salas de reuniones, en la hora de las comidas, en las alcobas, no se
logrará. Oh tengo mi reunión. Y mi favorito es cuando hay un celular, ahí tu
estas. Y suenas y tú dices: no voy a contestar. El señor magnánimo. Cuando vas
a comer con tus amigos. Yo hago esto con mis amigos. Cuando vamos a cenar y nos
vamos juntos. Dejamos los celulares en casa. Tal vez uno traiga su celular en
caso de que tengamos que llamar un Uber o tomar una foto de nuestra comida. Soy
idealista pero no estoy loco. Llevamos un celular. Entonces es como un
alcohólico. La razón por la que quitamos el alcohol de la casa es porque no
podemos confiar en el poder de nuestra voluntad. No somos suficientemente
fuertes. Pero cuando quitas la tentación. Todo es más fácil. Pero cuando dices:
no mires tu teléfono. La gente dirá que sí, pero luego irá al baño y qué es lo
primero que hacemos. Miramos el teléfono porque no queremos mirar el
restaurante por unos minutos. Pero si no tienes el teléfono, simplemente
disfrutas el mundo. Ahí es donde pasan las ideas. Las constantes interacciones,
no es donde tienes innovaciones e ideas. Las ideas pasan cuando nuestras mentes
divagan. Cuando ves algo y dices: apuesto a que puedo hacer eso. Eso se llama
innovación. Estamos perdiendo esos pequeños momentos. Nadie debería cargar su
teléfono al lado de la cama. Deberíamos cargar nuestros teléfonos en la sala.
Quitar las tentaciones. Si te levantas en medio de la noche sin poder dormir,
no veras tu teléfono. Eso te empeoraría. Si está en la sala, estás relajado,
está bien. Pero es mi reloj, despertador, comprar un reloj despertador. Cuestan
ocho dólares, yo te compro uno. Esto, para no tener un celular en su alcoba. Y
no ceder a la tentación. Fuera los celulares o móviles de las consas sencillas.
La vida se está perdiendo”.
Gracias amigos, por
tomarse el tiempo para leer y poner en práctica este tema. Es preocupante la
adicción a la telefonía móvil.
OBERT ALEJANDRO ORTIZ RODRIUEZ
Conferencista
Cel 3153083704