Columna publicada el 7/08/2024 en el Diario la Nación
Quien lea el título de esta columna, inmediatamente
pensará en el caso venezolano y toda su tragedia que nos ha impactado a los
colombianos con la migración masiva que hemos recibido, entre otros aspectos que
han complicado las relaciones bilaterales y que han sido ampliamente difundidos
y conocidos por estos días. Pero no es solo nuestros vecinos quienes la padecen.
La lista aún es amplia. Entre los Estados con dictadores a la cabeza, tenemos: Afganistán,
Argelia, Angola, Azerbaiyán, Bangladesh, Bahrein, Bielorrusia, Brunei, Burundi,
Camboya, Camerún, República Centroafricana, Chad, China, República Democrática
del Congo, República del Congo, Cuba, Yibuti, Egipto, Guinea Ecuatorial,
Eritrea, Etiopía, Gabón, Irán, Irak, Kazajstán, Laos, Libia, Birmania,
Nicaragua, Corea del Norte, Omán, Qatar, Rusia, Ruanda, Arabia Saudita,
Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Eswatini/Suazilandia, Siria, Tayikistán, Tíbet,
Turquía, Turkmenistán, Uganda, Emiratos
Árabes Unidos, Uzbekistán, Vietnam, Sáhara Occidental y Yemen. Cuando hemos vivido
en una de las democracias, según expertos, más estables de América Latina; nos
ronda por la cabeza, ¿cómo salirnos de una dictadura?. Hasta apoyamos a quienes
luchan por lograrla. Pero cuando pasa el tiempo, vemos que el proceso es lento.
Como si los esfuerzos fueran en vano. Nada que cambia. Llegamos a pensar hasta
en invasiones para que se logre. O, que ocurra un hecho político o social que
haga que esta culmine. Esto lo explica en una prosa sin precedentes, Gene Sharp,
en su ensayo: “De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la
liberación”. Aquí se entiende perfectamente los pasos que está dando la
oposición venezolana encabezada ahora por María Corina Machado. Absolutamente
con claridad se explica, la no conveniencia de la intervención de un Tercer
Estado para conducir la transición a la democracia. Así mismo, el porque del
miedo de la población y sociedad a enfrentar el poder concentrado y porqué se
aguanta por largo tiempo un sometimiento y violaciones de tantos derechos. Da
cuenta de la realidad que es una dictadura, los peligros de las negociaciones
que estas emprenden, de donde proviene su poder y como lo ejerce, sus puntos
débiles, la necesidad de una planeación estratégica para conseguir la
liberación, los desafíos políticos que se requieren y la forma como debe
ocurrir la desintegración de la dictadura y el trabajo preliminar hacia una
democracia duradera. No obstante, sin
tapujos, explica que cuando se toma la terminación de poner fin a esta
insoportable forma de gobernar, el pueblo tiene que emprender estas cuatro
tareas: Primero, se debe fortalecer a la
población oprimida en su determinación de luchar, en la confianza en sí misma y
en sus aptitudes para resistir. Segundo, se debe robustecer a los grupos
sociales e instituciones independientes del pueblo oprimido. Tercero, se debe
crear una poderosa fuerza de resistencia interna. Y finalmente, como cuarto, se
debe desarrollar un amplio y concienzudo plan estratégico global para la
liberación y ejecutarlo con destreza. Ahora entiendo. ¡Vamos venezolanos!.
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