ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, cursante del Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en el Colegio de Morelos (México), ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

viernes, 17 de abril de 2020

"Ya no se si es hoy.."

Columna publicada en el Diario la Nación el 15/04/2020


Es hora de realizar reflexiones en todas las áreas de la vida sobre lo que ha impactado o representará para nuestra existencia o de la humanidad (o de la sociedad) esta emergencia sanitaria. “Ya no sé si es hoy, ayer o mañana”, como mensaje divulgado en redes sociales, sirve de preámbulo a lo planteado por Edgar Morín (El País, 2020) sobre la desaceleración que cada uno de nosotros hemos tenido que adaptar en cuanto al ritmo cotidiano que ya no es cronometrado y jalonado como lo era antes. Así mismo, el hecho que debemos reapropiarnos del tiempo vivido (el interior) y el tiempo cronometrado (el exterior), reconquistando el primero como desafío político, pero también ético y existencial. Cómo estamos desacelerados, es pertinente cuestionarnos, como lo hiciera Henri-Lois Bergson (1859-1941), evocado por Morín- sobre el concepto del tiempo y, las dos formas de durar los seres en el tiempo (tiempo homogéneo y heterogéneo). Algunos, por estos días, habrán percatado la lentitud, rapidez o estancamiento del tiempo, según sus labores. Esta reflexión no ha parado a lo largo de la historia. Mucho menos ahora. Desde los inicios de la filosofía en Grecia, Heráclito con su concepto del devenir, indicó que todo fluye, cambia, se transforma y está sujeto a un cambio. En la filosofía antigua, fue Aristóteles quien formalizó que hay un antes y un después, es decir, se puede medir el tiempo al fragmentarlo en sucesos que sucedieron o que sucederán. San Agustín percibió el tiempo como una medida interna que se relaciona directamente con el alma. Para Immanuel Kant, desde la filosofía moderna afirmó que el tiempo es una forma de intuición a priori (no es ni absoluto, ni relativo), es una forma anterior a cualquier experiencia, a la sensibilidad en sí misma. Bergson, al respecto generó una disertación prolífica al insertar en esta discusión una metafísica del tiempo y lo concibió de dos formas: como tiempo real o verdadero, duración interna que fluye desprovista de toda medida (tiempo heterogéneo) y otra, un tiempo falso o espacializado o duración exterior del mundo de las cosas que no se integra a su realidad (tiempo homogéneo). Esto es, la concepción de duración como objeto puro de intuición, como dualidad, está a modo de devenir, es invención, cambio, transformación, elaboración constante de lo absolutamente nuevo. Así las cosas, el tiempo no es una realidad material. Hay que considerar que para captar la duración real se debe utilizar la intuición en vez del pensamiento y concebir el tiempo puro antes que el homogéneo. El tiempo real y el tiempo material son necesarios porque por medio de ellos tienen lugar en un solo y mismo tiempo los cambios más o menos auténticos a los que asistimos en nosotros mismos y el mundo exterior. Hay que comprender que la dimensión del tiempo es un horizonte inalcanzable para la mente humana, este es el fundamento de toda realidad, sólo podemos analizar su desenvolvimiento por medio de la duración. Hay que despertar por medio de una meditación filosófica que integre a la intuición y el razonamiento para de esta forma descubrir que la duración real habita en lo profundo de nuestro interior y esta es una herramienta esencial que posibilita la comprensión del ser humano y la eternidad (Araujo, M.A., 2018). Cuánto nos hace falta este tipo de meditaciones en estos momentos. Que viva nuestro tiempo heterogéneo en el nuevo tipo de sociedad a surgir.

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