Columna publicada en el Diario la Nación el 01/04/2020
En
esta cuarentena, es valioso traer a colación los planteamientos o provocaciones
de reconocidos pensadores, que se convierten en un faro para nuestras
discusiones e incertidumbres. El filósofo español Emilio Lledó, invita a
cultivar la inteligencia crítica y que el ciudadano sea capaz de plantearse las
preguntas propias de una mente libre con relación a quien nos dice la verdad, nos
engaña y, quiere manipularnos. A no temerle a la muerte. Plantea: “yo ahora
mismo veo por mi ventana las hojas de los árboles. Dentro de poco empezará a
explotar la primavera, y en la próxima estación esas hojas se caerán y el año
que viene saldrán otras. Es la continuidad de la naturaleza, y esa continuidad
no nos es dada a los humanos. Pero sí nos es dada la de nuestros ideales, la
continuidad futura de aspiraciones como la verdad, la justicia, la bondad, la
belleza. Todo eso prosigue. Esta coyuntura nos tiene que servir de algo como
sociedad: que propicie un nuevo encuentro con los otros en la polis, en la vida
en común” (El país, 2020). El sociólogo francés Alain Touraine, expresa que lo
que estamos viendo no es una guerra entre ejércitos, sino algo humano contra lo
no humano, una guerra sin combatientes. Es el silencio. Hoy hay un tal vacío.
Hay ausencia de actores, de sentido, de ideas y de interés. incluso: la única
preferencia del virus es hacia los viejos. Tampoco hay remedios ni vacuna. No
tenemos armas, vamos con las manos desnudas, estamos encerrados solos y
aislados, abandonados. No hay que estar en contacto y hay que encerrarse en
casa. ¡Esto no es la guerra!. Nos encontramos en ningún lugar (puesto que no
tengo derecho a salir a la calle), en una transición brutal que no ha sido
preparada ni pensada. Esta epidemia
tiene lugar en un periodo en el que no sabemos ni cómo ni porqué. Es demasiado
pronto para saber qué hacer económicamente. Y políticamente, no se nos pide
otra cosa que quedarnos encerrados. Estamos en el no sentido, y creo que mucha
gente se volverá loca por la ausencia de sentido. Creo que entraremos en un
nuevo tipo de sociedad: una sociedad de servicios, como decían los economistas,
pero de servicios entre humanos. Hoy no nos gobierna el virus, sino nuestra
impotencia para combatirlo (El país, 2020). El filósofo y jurista italiano,
Luigi Ferrajoli manifiesta que precisamente esta emergencia del coronavirus provocará
un despertar de la razón, generando la plena conciencia de nuestra fragilidad y
de nuestra interdependencia global. Por eso, hace más urgente y más compartida
que cualquier otra catástrofe la necesidad de un constitucionalismo planetario
que colme semejante laguna, mediante la creación, no tanto de instituciones de
gobierno, que está bien que sigan confiadas sobre todo a los Estados, sino de
funciones e instituciones globales de garantía de los derechos humanos. La
democracia no admite excepciones, estados de alarma, de emergencia o de
excepción para no cometer abusos (El País, 2020). El filósofo belga Michel
Feher plantea un futuro para una izquierda alejada de patrones nostálgicos y
adaptada a una sociedad que ha mercantilizado todas sus esferas. Todos (Estado,
empresas e individuos) vendemos 24/7 nuestra reputación y servicios. Y la
izquierda todavía no parece enterarse y vive anclada en arquetipos obsoletos,
confundida frente a la ultraderecha. No hay salvación para la izquierda si no
entiende cómo se conectan esas identidades en la actual sociedad del crédito
(El País, 2020). Para el economista Alfredo Serrano Mancilla (2020) expresa que
estamos ante un nuevo dilema civilizatorio con significativas consecuencias
geopolíticas en el mundo, y por supuesto, para América Latina. Implica
cuestionar el rol que ha asumido el Grupo de Lima y la OEA, y la ausencia de
instancias regionales efectivas, el ahora rol protagónico de China o de EE.UU, la
continuidad o no del neoliberalismo como racionalidad, sí Europa debe ser el espejo
al cual imitar, sí Cuba es la nueva potencia en salud, y sí estamos en el
nacimiento de un nuevo desorden económico global. ¿Que aportamos a estas
reflexiones?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario