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Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

POTENCIACIÓN DE LAS CAPACIDADES INDIVIDUALES EN COLOMBIA





Obert Alejandro Ortiz Rodríguez[1]

1Escuela Superior de Administración Pública – ESAP, Programa de Posgrados. Maestría en Administración Pública.  Bogotá D.C., Colombia.    Email: alejandrortizr@gmail.com

INTRODUCCIÓN
En la percepción de la ciudadanía de un Estado, y en el caso que nos ocupa en particular, la de Colombia; existe el consenso generalizado que es a los gobernantes los que les corresponde impulsar políticas que contribuyan a cerrar las brechas entre pobres y ricos, y que en este esfuerzo, también se superen las desigualdades o inequidades que aqueja a un grueso grupo de población, por no decir, su mayoría. También, se considera que en este ejercicio, si bien los políticos no ejecutan las políticas públicas para superar este problema, es muy poco su protagonismo en la realización de situaciones concretas para aliviar esta carga del gobierno que al fin al cabo es del mismo Estado. A lo anterior, se suma que en la estructura de la rama ejecutiva, en especial los gobernantes locales (servidores públicos), desconocen la fundamentación de políticas del gasto público, en particular, las destinadas al gasto social. Y si nos detenemos a reflexionar un poco más, la población o sociedad civil, está aún menos informada en cuanto a la relación profunda que existe entre el mercado (modelo económico), el Estado y la misma ciudadanía en cuanto a la gestión de la pobreza y la lucha contra las desigualdades como mecanismo de superación de las bajas capacidades de la personas (pobres) o potenciación de las mismas (superación de la pobreza) representadas a través de políticas públicas que tienen como sustento lograr el equilibrio entre la equidad y la eficiencia en el gasto público sin descuidar con los diferentes programas a la población menos pobre o menos aventajada. Podría decirse que ni los economistas en general tienen el interés de fomentar debates sobre cómo abordar la superación de la pobreza en sus diferentes manifestaciones, contextos locales y programas públicos.

POLITICAS DEL GASTO PUBLICO EN COLOMBIA

Con frecuencia, en nuestras conversaciones diarias sobre los problemas a solucionar en el país, no está presente (tal vez por desconocimiento), debatir sobre los montos o cantidades de recursos requeridos para superar las desigualdades, inequidades, miseria y pobreza extrema, ni tampoco, las estrategias, programas, acciones, políticas públicas a diseñar e implementar, ni mucho menos argumentos que conduzcan a generar evaluación de las que se están ejecutando y sus respectivos impactos en los diferentes contextos locales. Es más, desconocemos los programas que se están ejecutando en su verdadera dimensión y su razón o fuente de financiación o la parte que se está tomando de la totalidad del Presupuesto General de la Nación. Ante este panorama, no está claro lo que significa el gasto público en toda su dimensión y la que corresponde específicamente al gasto público social (recursos dedicados a la superación de la pobreza), aún menos su medición, inconvenientes, su discusión política, su impacto y la focalización (Escobar, A y Olivera, M. 2013). Por otro lado, tampoco fortalecemos la apropiación en cuanto a las proyecciones oficiales sobre ingresos y gastos del gobierno a futuro (Villar, L. y Forero, D. 2014), teniendo como disyuntiva las diferentes vulnerabilidades a los que esté sujeto (cambios de la economía a nivel internacional, reformas a implementar) y que afecten la disminución del gasto público y, en particular, los recursos destinados a garantizar los programas de intervención en los sectores vulnerables de la población.

A pesar de lo aquí advertido, no podemos sólo quedarnos en lamentos o quejas por desconocimiento o cualquier otra justificación. Existe una realidad: sí hay política para el gasto público, proyección o escenarios para la obtención e inversión de recursos públicos de acuerdo al Marco Fiscal de Mediano Plazo y la regla fiscal establecidos por Ley, como también la existencia de programas en la gestión de la pobreza y lucha frontal contra la desigualdades o inequidades, así correspondan a directrices o consensos de instancias internacionales o multilaterales y que las mismas han sido aplicadas en el contexto colombiano.

La situación es que en el caso colombiano a pesar de que las cifras muestran que aunque en algunas situaciones la incidencia del gasto público social ha mejorado, la pobreza y la desigualdad no se reducen (Escobar, A. y Olivera M. 2013. Pág. 42), y ello, dificulta entender con certeza las razones de esta paradoja (se invierten más recursos, pero no disminuye el problema).  Es decir, se ha aumentado anualmente la destinación de recursos en el Presupuesto General de la Nación, para atender a los que en la literatura se conoce como los “menos aventajados” o “pobres” a fin de superar sus privaciones que limitan gravemente sus capacidades, pero no se evidencia disminución o impacto positivo en este esfuerzo estatal que ponga fin, o por lo menos lo lleve a indicadores mínimos sobre  barreras existentes en cuanto a pobreza.

Se da por entendido entonces que sí existen recursos para la atención de los más pobres en nuestro país. Pero, ¿sabemos exactamente donde están los pobres?, ¿cuáles son las principales necesidades básicas insatisfechas?, ¿tenemos identificadas las limitaciones de sus capacidades que impiden el tipo de vida que consideran valiosa?, ¿qué tipo de bienes públicos requieren para solucionarlos a través de los recursos públicos de los que se dispongan?, ¿están identificados los programas en cada ente territorial (departamentos o municipios)  se implementan o ejecutan (focalización) para la gestión de la pobreza?, ¿Dónde están los que ya superaron la línea de pobreza?, ¿ha sido más difícil que los pobres salgan de esa línea que demarca entre pobres y se inserten en la clase media a cumplir los fines del mercado o que los de la clase media queden privados del mismo y lleguen a engrosar las estadísticas de los más pobres?, ¿será suficiente todo el recurso del mundo para superar la pobreza o definitivamente esta requiere de altos estándares de educación para salir del atolladero?, ¿suficiente con crecimiento económico o con desarrollo a escala humana para entender el clamor de los pobres?; todo ello son interrogantes que debemos responder (incluso con debate político) como aporte a las acciones que se están implementando por parte del Estado bajo el nombre de políticas públicas.

Definitivamente, el mundo cambió, los modelos económicos están en constante cuestionamiento, el rol de la ciudadanía es diferente y responde a otras exigencias, el desarrollo ya no sólo es comparable con crecimiento económico sino también con el de desarrollo ambiental, alternativo y a escala humana, la dimensión territorial también está en constante transformación al ser el espacio de identidad de las personas, también los sistemas y regímenes políticos deben responder a estos nuevos requerimientos; lo cual hace que debe darse una mirada distinta al tema de la superación de la pobreza y su abordaje por parte de los gobiernos locales para que sea mucho mejor concebida y focalizada bajo la orientación de hacer posible la potenciación del ser humano a fin de fortalecer sus capacidades para que responda a las exigencias del mercado y no quede excluido del mismo dado el modelo económico imperante dentro del Estado Social de Derecho que tenemos.

Somos partidarios en que la gestión de la pobreza, debe partir desde los fines propuestos por la focalización. No se puede seguir implementando programas que respondan a las políticas del gasto público social desde el nivel central sin un verdadero seguimiento y control desde lo local. En otras palabras, así como el desarrollo se persigue desde lo local para que responda a lo global, la lucha contra las inequidades y desigualdades, también debe ser coherente con estos mismos  parámetros.   Esta tarea, involucra a todos los actores de una sociedad (sector público y privado, políticos, gobernantes, sociedad civil e incluso a organizaciones cooperantes), que tiendan a enfrentar el problema de manera más profunda y no con tintes asistencialistas representados en subsidios para que no se siga aferrando en el tiempo, el paternalismo estatal.

Al tener focalizados los pobres (mapeados), es más contundente el diseño e implementación de políticas de gasto social que impacten en los indicadores de superación de la problemática y no daría lugar a que quienes aún en la realidad o práctica no sean pobres se aprovechen de los beneficios otorgados a quienes se pretenden impactar sus capacidades personales. Definitivamente, lo que más se debe trabajar desde estas políticas, es el tema educativo. Por lo general, los más pobres no han tenido acceso a educación. La educación constituye el rasgo principal para potenciar las capacidades y necesidades de las personas y lo hace más resiliente a las diferentes adversidades además de prepararlo para ser competitivo. Estamos seguros que el garantizar la educación básica y media para todos, eleva el capital humano. De la misma forma, facilitar el ingreso a la educación, en especial la técnica y la tecnológica tendrá mejores condiciones para desarrollar mejor ese capital. A través de la educación, el mismo ciudadano en el contexto de la pobreza debe entender que su ciclo es pasajero y debe lograr insertarse en el mundo competitivo para que no se siga comportando como un mantenido o producto del asistencialismo. Deben entender o tomar conciencia (los pobres) que sus activos humanos, físicos, naturales y financieros no deben permanecer en vulnerabilidad absoluta. Aspectos como la prevención, son fundamentales. Esto lograría poner fuera de contexto la “culturización de la pobreza”, sino la cultura de la transición o salto cualitativo al mundo de las oportunidades o al mundo de los no pobres.

Las dificultades para el logro de tener una mejor ciudadanía educada, estarían en la cantidad de bienes básicos (fuentes públicas) que se deben disponer para el cumplimiento de estos objetivos. Indiscutiblemente, con cifras concretas en cuanto número de pobres (reiteramos la focalización), se debe emprender un proceso de debate político en las diferentes instancias, local, departamental y nacional, incluso al interior de cada establecimiento público y empresarial para la obtención de dichos recursos (ingresos), bien a través de la eficiente recaudación de impuestos, tasas o contribuciones que permitan una mayor destinación y uso para la implementación de programas específicos transitorios que contribuyan en la superación de la pobreza, o en el aumento de los ya existente o creación de nuevos para ser bien utilizados en la educación requerida para los más pobres.  Somos conscientes que una ciudadanía mejor educada, hará mejor uso de sus derechos y tiene más conciencia de sus deberes y responsabilidades frente a la carencia de sus activos. Con procesos de educación fuerte, los mismos sujetos objeto de superación de pobreza, serían los actores fundamentales para aportar en las estrategias y programas que contribuyan en la superación de sus carencias. Aquí volvemos a los principios del desarrollo local, en el entendido que quién mejor para entender lo que requiere para su desarrollo que la propia comunidad local. Los denominados pobres, al tenerlos como protagonistas del objeto de intervención, generarían sus propias estrategias para salir de su atadura de marginación social o de pobreza. Aquí el rol de los gobiernos locales como promotores de esta intervención, canalización de recursos y ejecutores de las políticas de inclusión social como resultado del debate popular.  El objetivo es que se final es que se promueva a los que realmente lo necesitan y no se beneficien una gran mayoría de colados que sí pueden responder a las exigencias del mercado. De la mano de la educación, se maximizan otros servicios adecuados y de manera eficiente y equitativa como la salud, vivienda y acceso a servicios públicos básicos esenciales. Cabe la máxima: una población educada, es más reflexiva.
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CONCLUSIONES


Para potenciar las capacidades individuales de las personas en Colombia que los aleje de ese punto sin retorno que es la pobreza, se requiere un mayor esfuerzo por parte del Estado en garantizar la disposición de más recursos económicos dentro del Presupuesto General de la Nación destinados al gasto social que impacten principalmente en la educación de la población más desamparada para que tengan herramientas o competencias con las que puedan enfrentar su autorrealización o superación personal, familiar y como colectivo social en este mundo gobernado por el mercado.  Con la educación, no sólo se transforman sus conocimientos sino que se obtienen la bases explicativas sobre el fenómeno de la pobreza y las inequidades o desigualdades y se culturizan para enfrentar la vulnerabilidades que se deben aguantar a lo largo de la vida por distintos riesgos  de diversas fuentes (naturales, económicas, idiosincráticas y covariantes). De igual forma, con procesos educativos, se entenderá, porqué los gobiernos de turno, utilizan los programas de superación de la pobreza extrema como trampolines para captar votos y acceder a las Corporaciones públicas, así como el origen de los mismos que obedecen a imposiciones internacionales y no a programas originales, sino que su respuesta y ejecución es para no afectar el modelo  económico y la puesta en riesgo de capitales extranjeros o de inversión. También, como sociedad formada, se contaría con una mayor capacidad de debate sobre qué y cómo abordar nuestras propias problemáticas locales. 

Un país que reclama mayor descentralización y autonomía en sus entidades territoriales, no debe ser ajena a los asuntos de pobreza. Sus aspiraciones no sólo están enfocadas a un mejor manejo de su territorio con vías de acceso, servicios públicos, manejo y disposición del presupuesto  y la búsqueda de un desarrollo apropiado, sino adopta también los propios mecanismos de lucha contra la  superación de la pobreza. El reto es menos pobres o disminución de los no aventajados. Todo ello, por supuesto bajo la utilización controlada y eficiente de los recursos que se destinen para estos objetivos.

  
BIBLIOGRAFÍA

CARDONA, A. (2010). Gasto público social en Colombia 2000- 2010.
DNP. (2006). Gasto Público Social y redistribución del ingreso
ESCOBAR A. y OLIVERA, M.  (2013). Gasto público y movilidad y equidad social. Centro de Estudios de Desarrollo Económico. Facultad de Economía. Universidaad de los Andes.
GIRALDO, C.  (2008). Gasto Público. 
STIGLITZ , J.  (2000). Análisis de la política del gasto.
VILLAR, L. y  FORERO, D. (2014). Perspectivas Fiscales 2014-2018. Parte I. Escenarios alternativos y necesidades de recursos para el cuatrienio.  Cuadernos Fedesarrollo 52. Fedesarrollo.
STEINER, R. y  MEDELLIN, J.C. (2014). Perspectivas Fiscales 2014-2018. Parte II. Elementos para una nueva reforma tributaria.   Cuadernos Fedesarrollo 52. Fedesarrollo.


[1] Abogado, Especialista en Gestión Pública y estudiante de la Maestría en Administración Pública. Escuela Superior de Administración Pública-ESAP, Facultad de Posgrados.  Ensayo dentro del curso de Finanzas Públicas y Políticas.  

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