Reciente, Moisés Naím, escribió el libro: “El
Fin del Poder” donde puso de presente la fragmentación del poder como resultado
de tres grandes revoluciones- la del más, la de la movilidad y la del cambio de
mentalidad- que últimamente han ocurrido en el mundo y, la confrontación entre
los gobernantes o los grandes poderes tradicionales entre los múltiples micropoderes
surgidos en la sociedad.
Efectivamente, cuando se trata de analizar en
la actualidad la “gestión plural de asuntos”-nueva gobernanza-, las relaciones
contractuales o el gobierno como centro de conducción de los problemas públicos;
la posición del autor referido, se evidencia perfectamente. Así las cosas, la
reestructuración de la economía a escala global es una realidad, la
democratización de los regímenes políticos es un hecho, la influencia de una
nueva arquitectura internacional por escenarios supranacionales de integración
(Unión Europea, Mercosur, etc.) y, la influencia de la legislación
internacional en sostenibilidad ambiental, derechos humanos, comercio, entre
otros, lo acreditan. También, es evidente la consolidación de escenarios de
deliberación política y coordinación de políticas públicas que sigue en
crecimiento y expansión así como los movimientos globales de participación,
TICs y redes sociales que han revolucionado a la sociedad. Desde otro ángulo,
se confirma el crecimiento de la densidad técnica de los problemas en cada
Estado que cada día se han profundizado
y la vinculación de los diversos actores y tipos de actores cuya
interdependencia e integración tienden a desvanecer la dicotomía público-
privada que han incidido en potenciar los postulados sobre críticas a la idea
tradicional de gobierno como única fuente de poder para su solución.
Estos acontecimiento, más la interdependencia
de otros actores diferentes al gobierno, el policentrismo de los diferentes micropoderes,
la incertidumbre que ha tomado ventaja a la racionalidad y, la ficción de un Estado
Unificado; constituyen situaciones que han fomentado la aparición de esquemas
híbridos, de gobiernos abiertos, más plurales e indirectos para avanzar en
formas de gobiernos con más cooperación.
Estas singularidades, pareciera que en el
sistema electoral colombiano y, en especial en las regiones, no tuvieran
importancia. ¿Qué opinarán nuestros 3328 candidatos que deambulan por estos
días en el Huila sobre estos temas?. Lástima
la ausencia de pedagogía electoral en todos los municipios. En realidad, hace
falta masa crítica, más pedagogía electoral, instituciones que fomenten y
fortalezcan el ejercicio o fiesta democrática. Todo esto, dejará más que
fragmentado el poder, no por las razones indicadas, sino por la falta de una
ciudadanía empoderada de los problemas públicos y de la utilización de su
derecho más preciado a elegir y ser elegido.