Columna publicada en el Diario la Nación el 20/07/2022
Cómo no
celebrar con patriotismo este 20 de julio. Desde niño, mi abuelo me enseñó que
se debía izar la bandera tricolor en la casa y en las instituciones educativas
y diferentes entidades del Estado, como símbolo de habernos librado del yugo
español. Nunca entendí la profundidad de su mensaje, pues cuando iba creciendo
y madurando intelectualmente, pareciera que ese yugo lo seguíamos padeciendo a
profundidad y con mayor intensidad más bien, dada nuestra tradición y apego de
las prácticas del colonialismo del que no nos hemos podido escapar y de la que
las élites no han querido abolir. Cuanto nos hace falta, inducción y pedagogía
a las nuevas generaciones sobre las connotaciones de la celebración de este
importante día. No sólo para apropiar porqué se celebra, sino todas las
acciones que se realizan en el orden nacional, departamental y municipal. A la
ligera, se tiene la idea que el 20 de julio de 1810 nos independizamos de los
españoles. Sin embargo, fue un proceso que arrancó a finales del siglo XVIII y
culminó con la disolución de la Gran Colombia en 1830. Es necesario recordar
que al interior de lo que hoy es nuestro país, la primera ciudad que declaró su
autonomía en este proceso independentista o de independencia nacional fue
Cartagena ocurrida el 22 de mayo; luego fue seguida por Cali el 3 de julio y El
Socorro el 10 de Julio de 1810, para terminar con el mítico 20 de julio (Universidad
Nacional, 2010). Es decir, desde 1830, disuelta la Gran Colombia, las fronteras
físicas de lo que en la actualidad constituye el mapa político del norte de
Suramérica inició su demarcación a lo que tenemos hoy. Y para el caso de
nuestra patria querida, comenzó a dar sus primeros pasos como un Estado
independiente. Aún, 212 años no le han dado su madurez en ese trasegar como
nación. Pero los logros, indiscutiblemente, son reconocidos. Ha dado muestras
de ser una democracia referente para sus naciones vecinas y para el mundo. Así
muchos, descalifique esta posición. No obstante, las elecciones del presente
año, así lo ratificaron. Cómo día de la independencia, me llama la atención, el
protocolo que desde la casa de Nariño se sigue para su celebración. Realización
del desfile militar y policial (parada militar) por las principales calles de
diferentes ciudades y la participación de las autoridades. Luego la instalación
de las sesiones ordinarias del nuevo Congreso que inicia por tradición con el
envío de una comisión del legislativo, integrada por senadores y representantes
a la Cámara, quienes van personalmente a la Casa de Nariño, cruzan la Plaza
Rafael Núñez y la Plaza de Armas para invitar, simbólicamente, al presidente de
la República para que sea él quien las declare instaladas. Una vez el
presidente de la República arriba al salón Elíptico del Capitolio Nacional,
inicia su discurso en el que presenta el balance de su administración y para
oficializar el acto pronuncia las siguientes palabras: “declaro instalada la
sesión del Congreso de la República”, especificando el periodo del legislativo,
en este caso será 2022-2023. Posteriormente de la intervención del jefe de
Estado, tendrá la palabra el presidente del Congreso de la República, así como
el representante de la oposición. Ya finalizada la ronda de discursos y con la
instalación oficial, tanto el Senado como la Cámara de Representantes eligen
sus respectivas mesas directivas. Estas actividades no me las pierdo desde que
tengo uso de razón por el aprendizaje y los mensajes implícitos. Reflejan una
realidad. Viva el 20 de julio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario