Como fue notificado, el presidente Duque inició la
conversación nacional en el encuentro de gobernadores y alcaldes electos del
país, para evaluar la coyuntura y necesidades urgentes de los municipios y las
ciudades y sus respectivos planes. En parte, movido por algunos asuntos que
salieron a flote en el marco del paro y de las protestas. Ante esta situación,
si de diálogo nacional se trata, es necesario que todos los sectores nos
pronunciemos sobre el país que queremos y soñamos desde todos los rincones de
nuestra amada Colombia. Las universidades, tienen una enorme responsabilidad
para ayudar a organizar de manera urgente este dialogo nacional. No sólo
esperar que desde la casa de Nariño se sigan haciendo los encuentros o talleres
para escuchar a la ciudadanía. Debe replicarse el mismo modelo que se utilizó
en el marco del proceso de la Habana. Claro, sin demorarnos esos largos años
que tomó este proceso, sino en un plazo de días. Ideal que tanto las
universidades públicas como privadas, contribuyan para entregar al gobierno la
información consolidada de lo que la ciudadanía (sectores, movimientos sociales
y políticos) sueñan para Colombia. No podemos quedarnos a la espera de lo que
algunos (por no decir los mismos de siempre) dispongan lo que hay que hacer. Esto es, por un lado, un acuerdo sobre lo
fundamental, por otro, que lo que hay que hacer es una constituyente. No falta
quienes digan que la mermelada es o será la solución. Los que piensan que lo
que se debe cambiar es el modelo económico, hacer reformas, etc. En este diálogo
nacional, la mayor responsabilidad la tienen los propios congresistas (o
congreso de la república) que aglutinan las distintas fuerzas políticas y
actuar con transparencia y no con hipocresía. El mayor aporte que se puede
hacer bajo este diálogo, es el consenso en apostarle a largo plazo para sacar a
Colombia adelante. Varios ejemplos internacionales tenemos. No podemos seguir
discutiendo que los de la izquierda son los malos, o que los de derecha son los
buenos o los malos también. O que tal o cual presidente o expresidente es o fue
el malo. Lo primero, es hacer un alto en el camino y proyectarnos hacia el
futuro. Una conciencia en toda la ciudadanía. Como no recordar el caso de Corea
del Sur y Ghana en 1970 cuando sus estándares de vida por la pobreza eran
equiparables. Hoy, ad portas a cumplir ya 50 años Corea, gracias a su política
marcadamente orientada hacia el exterior, la convirtió en un país próspero,
mientras que Ghana, sigue aún peor que en ese año. El secreto, apostarle a la
formación de las personas menores de 10 años (generación) y educarlos bien y
con visión global. La tesis, era que los mayores de 10 años, ya son como
árboles que nace torcidos, ya ni con columna de acero se enderezarían. Paso a
creer que eso nos sucede. Uno observa los jóvenes de hoy, a manera de ejemplo,
maldiciendo a X o Y expresidente y creyendo que la solución es una nueva
alternativa ideológica. Cuando uno no conoce la historia, es complicado. Si
quiero una Colombia mejor.
lunes, 9 de diciembre de 2019
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