La Comisión Económica para América Latina y el Caribe-CEPAL, lanzó su
informe de coyuntura sobre los efectos del Covid-19 y planteó que América
Latina tendrá 215 millones de personas pobres en la próxima década, 15 millones
en pobreza extrema y, 30 millones con incapacidad de compra y por debajo de
ingresos de un dólar diario. De esa cifra, ¿Cuántos aporta Colombia?. En círculos
académicos, se expresa que nuestro país ha perdido 5 millones de empleo en estos
primeros 100 días de pandemia. Entonces, ¿Cuánto habrá caído nuestro PIB?.
¿Cuánto habrá aumentado nuestro índice de Gini?. ¿Cuáles serán nuestros
desafíos de equidad, crecimiento y, recuperación económica en esta próxima
década?. Importante, traer a colación los planteamientos de Mariana Mazzucato,
directora del Centro de Innovación y Valor Social de Lóndres que contribuyen al
debate de estos interrogantes y en la que plantea que lo principal es fortalecer
la inversión pública por parte del Estado, por los siguientes aspectos: 1.-
Retomar la importancia de robustecer los bienes públicos por parte del Estado (la
salud, educación, ciencia y tecnología, entre otros) para que otra crisis no
nos atropelle y encuentre como un Estado débil, raquítico y no de las
respuestas correspondientes. 2.- Volver a recuperar la misión perdida sobre la
aproximación a la inversión pública como un propósito nacional, meta o faro
definido para responder con inmediatez, corto y largo plazo. Esto no debe ser
de un gobierno de turno sino como política de Estado. Y, 3.- Recuperar la
capacidad del Estado para solucionar los problemas básicos de la ciudadanía. Estas
ideas fuerza se explican en lo siguiente: a.- Es necesario que el presupuesto
de inversión pública tenga unas prioridades de Estado. b.- La coordinación para
definir ese presupuesto de inversión pública debe ser intersectorial y con
interdependencia, entrelazadas, nada suelto ni aislado de los gobiernos
locales. c.- Fortalecer la capacidad de
nuestro Estado para dar respuesta a diversas situaciones para que impulse los
grandes avances y retos, incluso, los científicos y, esté lejos de verse
descuadernado, desorganizado, raquítico e impotente ante la sociedad. d.- Que
las respuestas que dé o proporcione el Estado deben ser concretas y ágiles,
mirando el corto plazo, pero con visión de foco. e.- Desde el Estado, la
transparencia debe ser un fin nacional. Un peso que esté en manos de la
corrupción, debe ser castigado, tiene que tener la connotación de un delito de
Estado y, cortarse de raíz. No nos podemos permitir el lujo de ser uno de los
países más desiguales y a la vez el más corrupto. Así, no iremos a ningún
lugar. Todas las compras del Estado deben ser transparentes. Cualquier hecho de
corrupción, la ciudadanía debe manifestarse y tener esa capacidad de
movilizarse para que se castiguen los autores de los hechos corruptos. f.- Que
esas inversiones públicas realizadas, generen “valor social”. Pues toda la
acción del Estado, sus capacidades y productos deben estar conectados para
lograr impactar y cambiar a la sociedad. No podemos seguir haciendo lo mismo,
ni seguir en lo mismo. g.- Sí hay la
necesidad de cambiar marcos legales, para que esta transformación del Estado se
dé, habrá que hacerlo. Eso no implica que por defender lo público, haya que
cambiarlo todo. Lo importante, se reitera, es la generación de “valor social”.
Esta es una lucha de todos. ¡Adelante!.
martes, 23 de junio de 2020
¿SI O NO EL TELETRABAJO?
Columna publicada en el Diario la Nación el 10/06/2020
Estamos a escasos días de
completar tres meses de cuarentena, confinamiento o asilamiento social por esta
pandemia mundial (Covid-19). Ya hemos experimentado diferentes estrategias y
herramientas tecnológicas para tratar de continuar con las tareas, en especial,
los que estamos en el área de educación. ¡Un valioso aprendizaje!. Al respecto,
como ejercicio investigativo, y a fin de tener una percepción sobre el teletrabajo, en días anteriores se
efectuó selectivamente, entre ellos a servidores públicos, la siguiente pregunta:
¿Está Usted de acuerdo en la conveniencia
de extender el modelo de trabajo en línea (mediante conferencias virtuales,
videollamadas, webinar y el teletrabajo) como forma de gestionar las
administraciones públicas con mayor eficacia? (Velázquez, 2020). Como
respuesta de los primeros 143 participantes, el 70% manifestó que sí. El 27,50%,
no. El 2.50%, no aplica. Como argumentos positivos: El método es muy práctico. Estamos
en el siglo XXI e independientemente del COVID-19, debemos aprovechar al máximo
las TIC's para mejorar los procesos administrativos y maximizar los recursos. El
tiempo dedicado es más productivo y de mejor calidad. La innovación en
tecnología, permite que los procesos sean de calidad y, además, se pueda
realizar seguimiento y evaluación al cumplimiento de las acciones con base en
el logro de objetivos que satisfagan las necesidades de los ciudadanos. Estas
herramientas ayudan a realizar trabajos sin necesidad de estar presentes en
determinado lugar, acortan distancia con las personas que trabajan, ayuda en
estos tiempos a prevenir el contagio del covid-19. Nos ayuda a reforzar
nuestros conocimiento e implementación de nuevas prácticas tecnológicas. Sí la administración
está bien estructurada, es mejor porque se evita congestiones y la población no
perdería tiempo al no ser atendido. Permite
un acercamiento instantáneo y real, es decir reduce aspectos espacio -
temporales, y se puede hacer seguimiento de forma digital y eficiente de las
mismas. Sin embargo, se requiere contar con las herramientas óptimas para
avanzar y que estas no se conviertan en la excusa para que la administración
sea más lenta. Estamos en una sociedad movida por la virtualidad, dónde los
administradores públicos o servidores públicos tienen que estar a la vanguardia
con la tecnología, así mejoraremos el impacto y efectividad a las problemáticas
desde cualquier lugar donde se encuentre el dignatario. El sistema nos cambió y
debemos ir a la par de los avances administrativos, económicos y sociales, utilizando
bien las herramientas que nos presenta la ciencia y las tecnologías. Hay que
tener en cuenta, pues en varias regiones de nuestro país, no se cuenta con
buena conectividad y eso sería un problema. Muchos de los ciudadanos no cuentan
con las herramientas que le permitan el desarrollo de esta actividad. El cambio
que ha generado la crisis actual, éstas son las herramientas más propicias para
lograr el desarrollo y continuidad del trabajo y de clases virtuales, poco a
poco nos iremos acostumbrando a esta modalidad por completo. Por lo tanto, de
su manejo y constante uso, depende nuestro desempeño. Otros, expresan lo
contario: No es conveniente. Porque lastimosamente, nuestro país no cuenta con
una red amplia en internet que nos permite conectarnos de manera segura y
eficaz. Debemos primero dotar de herramientas tecnológicas a los destinatarios.
Partiendo del hecho que la eficiencia en lo público debe ser una obligación, es
necesario que las ayudas tecnológicas vengan acompañadas de procesos de
capacitación. Esto permitirá a los entes territoriales tener un sistema
integrado con un enfoque diferente y que a la vez posibilite optimizar
servicios para cumplir con su fin. El Estado, no cuenta con una infraestructura
tecnológica y falta mucha capacitación a los ciudadanos. Se pierde esa conexión
entre ciudadano y administración y también la esencia en el momento de
manifestar las necesidades, ya que muchos ciudadanos no son lo suficientemente
letrados para utilizar esos medios de comunicación. Pero es bueno que se
encamine ése reto, en las próximas generaciones. ¿Cual sería su aporte a este
interrogante?.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)