Columna publicada el 11 de octubre de 2023 en el Diario la Nación
Culminado el
tercer periodo académico en las instituciones educativas oficiales, y realizado
el análisis de cada estudiante en las comisiones de evaluación correspondiente con
relación al reporte de matrícula y sus novedades (deserción, asistencia
irregular, entre otros factores), desempeños académicos por áreas, grupos y
niveles, registro de casos críticos (por reprobación y comportamiento) promoción,
barreras de aprendizaje y lo cumplido en el cronograma y planeación establecida,
así como las diferentes estrategias de mejoramiento definidas tanto de
directivos, como de docentes, estudiantes, orientación escolar y las que deben
emprender los padres de familia; en términos generales, estos últimos, definitivamente
perdieron el año. Un año difícil después de pandemia. Después de tres periodos,
en la que más que docente, se adquiere la calidad de cuidador de los niños en
la institución educativa, esta afirmación, adquiere relevancia. Ojalá en este
espacio, se pudiese dar cuenta de cada ítem mencionado para ampliar las
reflexiones sobre el particular. No obstante, a pesar de que los niños
permanecen la mitad del día en la institución educativa, el compromiso de un
alto porcentaje de padres de familia para con sus hijos no se corresponde. Si
bien por el lado de los estudiantes, éstos deben mejorar hábitos de estudio,
ello no se logra. Falta responsabilidad en la entrega de actividades y trabajos.
También, en disciplina, buen comportamiento y concentración. Se torna complejo el
ambiente en el aula por uso de equipos electrónicos (celulares, ipads,
auriculares, etc.) y distractores como juegos de cartas, objetos, maquillaje,
entre otros. Sumado al hecho que no llevan los útiles escolares necesarios,
uniformes o vestimenta limpia y adecuada y otros mal alimentados. Desde aquí
falla el acompañamiento o compromiso de los padres de familia. Si bien los
docentes motivan al estudiante continuamente para el logro de los objetivos, establece
actividades específicas, los acompaña para nivelarlos, efectúa seguimiento al
desempeño académico e impulsa espacios de comunicación constante con los padres
de familia, también fallan en este sentido. Ocurre igual desde el área de
orientación escolar que le corresponde efectuar el seguimiento y control a los
estudiantes reportados como casos críticos de reprobación por la comisión de
evaluación y del comité de convivencia escolar y quien luego cita a padres de
familia con el fin de llegar a acuerdos para el mejoramiento del nivel
académico y de convivencia y, nuevamente se falla en este punto. Y, como última
instancia, queda el seguimiento que efectúan los directivos con éstos. Pero los
padres, no acatan en estricto censo los pactos realizados. Es decir, ni
siquiera hacen uso de los horarios programados para atención que se facilita
por la institución, a fin de apoyar la comunicación directa con los docentes,
como tampoco la revisión diaria de la agenda escolar del niño y estar al tanto
de las actividades de la escuela o colegio. Ni que decir de su rol en la
asociación, consejo de padres y la representación en otras instancias. En deuda
padres.
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