Me radiqué en Neiva hace cuatro años, en plena finalización de campañas políticas para alcaldías y gobernación. Desde entonces, me dediqué sin apasionamientos a apropiarme de las propuestas de los candidatos y posteriormente de la elaboración y ejecución de los planes de desarrollo de los gobernantes del Departamento en los cuales quedaron plasmados de alguna manera sueños y esperanzas para un cambio vanguardista. Sólo esperábamos liderazgo de los mismos. Afloraban las expectativas. Sobre la marcha del cuatrienio se empezó a edificar la percepción sobre la gestión, estilo de liderazgo y ejemplo de quienes elegimos. Imaginario no difícil de entender. Mandatarios destituidos, investigados (uno culminó con 50 investigaciones en procuraduría), con conductas no dignas de imitar, sin premios por su liderazgo y gestión, etc. Tal vez por ser época de navidad y fin de año la reflexión sobre este balance aún no se ha dado. Pero ésta debe ser profunda.
Tenemos nuevamente propuestas, habrán nuevos planes de desarrollo, comienza la segunda década del siglo XXI, disponemos de nuevos gobernantes y una incalculable oportunidad para formalizar “un verdadero pacto” con el que enfrentemos los desafíos del cambio social que actualmente vivimos y los que vendrán (crecimiento demográfico, distribución del ingreso, educación, seguridad ciudadana, calidad de la política, retos políticos, adaptación al cambio climático, sanidad, competitividad, productividad, etc.)
El Huila que viene debe mostrarnos con una visión optimista desde su entorno político, en sus desafíos sociales, económicos y culturales, entre otros, puesto que la ciudadanía está planteando nuevos objetivos que implican mayores demandas en cuanto a la participación en los procesos de diseño, deliberación y decisión de los asuntos públicos. Pero, ¿cómo nos damos cuenta de estas necesidades?.
Jóvenes intelectuales, técnicos y académicos, hombres y mujeres del presente y del mañana que hablan de un sueño: “un Huila mejor”; tenemos el reto de generar ideas, miradas, perspectivas para este “Departamento del futuro”, el “Huila que viene”, el que “nos merecemos”. Es necesario mostrar, demostrar y escribir todas esas ideas porque también está en juego nuestro futuro. Un sueño, que a pesar de todas las dificultades, demoras y frustraciones no se extingue. Somos conscientes que abundan ideas y talentos, convicciones y ganas, y sobre todo, que estamos llenos de juventud y energía. Pero algo debe cambiar: ¿será la ausencia de liderazgo de nuestros dirigentes?.
Columna publicada hoy en el Diario la Nación: www.lanacion.com.co