Columna Escrita por Obert Alejandro Ortiz R. Diario la Nación
Entramos en la recta más importante en Colombia, elegir los
gobernantes locales, concejales y diputados para el próximo cuatrienio
2016-2019. Lástima no tener una evaluación del liderazgo de los actuales
y sus resultados como referente para la renovación o continuismo. Lo
peor, es no saber el impacto, así sea positivo o negativo de los
diferentes slogan plasmados en los planes de desarrollo en los que se
gastaron enormes sumas de dinero en las que enmarcaron su gestión.
Bueno, sí estamos enterados de los actos de corrupción de algunos, y de
procesos penales, disciplinarios, fiscales y hasta civiles de los que
han sido objeto y no podían privarse uno que otro antes de terminar su
periodo. Lo más triste, es que en los pasillos o corrillos, gran parte
de la ciudadanía malgaste su tiempo, tratando de hacer cábalas sobre
quién será el candidato a partir de los trueques, devolución de favores
hipotecados, las estrategias, posibles consultas, si le ayuda o no el
carisma, si lo avalan o no, entre otras conjeturas. Se debería estar
discutiendo, incluso, por quienes quieren ser candidatos, las bases del
nuevo Plan Nacional de Desarrollo, y lo que deberá impactar el Huila en
dicho instrumento. De eso no estamos ni enterados. Ni siquiera como
quedó. Me refiero al 99% de la población, porque los pocos
parlamentarios, ellos sí lo tienen claro, mientras los tontos aquí
hablamos de otras pendejadas. El mundo cambió, ya no es un secreto,
prueba de ello, hasta el clima lo está manifestando. Como consecuencia
de esos cambios (por diferentes factores), intelectuales y movimientos
en el planeta están reclamando una nueva organización social que fuera
inventada por el hombre como lo es el Estado. Ya no se quiere un Estado
como el que conocemos que use la fuerza para cumplir sus fines, sino que
está reclamándose o impulsando el autogobierno de las comunidades. El
hombre ha entendido que otras formas de organización social son
posibles de conseguir y alcanzar ya no vistas sólo como una utopía,
sino como una realidad. Una nueva organización social sembrado en la
sociedad, de la sociedad y para la sociedad y no para dominar al ser
humano y prójimo sino por lograr acciones colectivas basadas en las
necesidades y satisfactores humanos cual es la meta máxima. El uso de la
violencia legítima, fuerza, poder, dominación por parte del Estado ya
fueron permeadas en estos tiempos de crisis o cambios profundos de
civilización que se acentúa en la necesidad de instalarse en la búsqueda
de una identidad originaria. ¿Qué pensarán los candidatos?.
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