Un aspecto importante que debemos destacar con los diálogos en la
Habana, es el hecho de advertir la preocupación que se ha suscitado por parte
de los intelectuales de este país en
cuanto evento académico que se realiza, sobre el rol que deberá jugarse en una
etapa posconflicto por los individuos, comunidad y sociedad colombiana. Muchos
se atreven a expresar que ahora si entrará con fuerza las corrientes de
pensamiento crítico que buscan por un lado, analizar el sistema mundo actual, la
política global y las relaciones sociales desde paradigmas y epistemologías
(epistemología del sur) y, por otro, que sirvan para interpretar las diferentes
temporalidades y localidades del poder y del conocimiento. En otras palabras,
se está cuestionando la efectividad o no de la emancipación de las relaciones
de explotación, opresión y dominación que ha caracterizado al mundo moderno y que
han sido potenciadas con las ciencias y la tecnología moderna al servicio de
las empresas, de los mandos militares y de los centros de poder político, económico y militar. La cuestión es que, está tomando fuerza las
nuevas formas de pensar y actuar en temas propios como la naturaleza, la vida y
la humanidad. Esto se ha logrado, gracias a la cibernética, epistemología
genética, computación, sistemas autorregulados-adaptativos y autopoiéticos, ciencias
de la comunicación y de la organización, teoría del caos determinista, los
atractores y fractales, que han dado paso a las nuevas ciencias, tecnociencias,
ciencias de la complejidad y el pensamiento crítico o lúcido para forjar una
nueva ilustración de la razón de uso público, emancipación del género humano,
pensamiento y cultura crítica y alternativa, cultura de la liberación humana y
un contexto emergente. Todo ello, dirigido a contar con un nuevo proyecto
liberador, alternativo, emergente donde se
pueda concretar otro mundo posible con una nueva historia humana o menos
inhumana.
En Colombia, unos pocos y de manera tímida, por no decir,
descoloridamente, han traspasado fronteras con estos temas. Sin embargo,
tenemos los ejemplos claros de Ecuador con su eslogan “buen vivir”, o el caso
Boliviano. Si reflexionamos un poco,
hasta el mayor invento producido en la historia de la humanidad, el de la
organización social llamada “Estado”, ha cambiado su rol y concepto por el de
autogobierno (empoderamiento de la sociedad civil). En cuanto al ejercicio de
la soberanía y los elementos que la componen, también han sufrido metamorfosis
por la globalización, mundialización, internacionalización, lo supranacional,
paraestatal y subregional. Y ni qué decir, de las fronteras, espacios o zonas fronterizas
que han sido objeto de reconfiguración, en un mundo sin fronteras o abiertas
como el que estamos viviendo y que privilegia la integración, el regionalismo o
la gestión fronteriza compartida. Lo expresado hasta aquí, es para indicar que
estamos transitando de un legado que nos dejó el marxismo, la social
democracia, el comunismo, la nueva izquierda, las ideas de pensadores y líderes
de movimientos de liberación nacional que en las colonias y países dependientes
concretaron con fuertes planteamientos teóricos, políticos y eurocentristas; a una nueva época que ejerce una soberanía
compartida, promueve la independencia, la autonomía, la identidad de las
naciones, de los pueblos y de las personas, con nuevos acercamientos a la
cultura humana como cultura de la liberación que va de lo local, pasando por lo
nacional y regional a lo universal.
En síntesis, una “cultura concreta de la
liberación humana” que articula una ecología de saberes, capacidad de pensar y
actuar interactivamente, con conocimientos compartidos y, creación de nuevas
relaciones sociales. Todo lo anterior, bajo un paradigma nuevo en cuanto a pensar
y hacer. Pero surgen los siguientes interrogantes para el caso de Arauca:
¿Dónde están esos pensadores?, ¿Qué tareas están cumpliendo los intelectuales
araucanos para que el departamento esté inserto en ese otro mundo posible o
alternativo?, ¿habrán advertido los araucanos, la metamorfosis surtida en los
constructos teóricos o conceptos de Estado, Soberanía y de Fronteras y, si
ello, se evidenciará en el nuevo documento CONPES 3805 de mayo de 2014
(Prosperidad para las Fronteras de Colombia)?, ¿Se podrá tener en Arauca,
centros de pensamiento para impulsar estos asuntos de suprema urgencia en este
departamento?. ¿Las universidades presentes en Arauca, qué tanto estarán trabajando
sobre el particular, o seguirán promoviendo en sus estudiantes la repetición de
conocimientos?.
El panorama está oscuro. Necesitamos ver una luz al final del
túnel. Ya hay regiones en Colombia que empezaron a conducir sus instrumentos de
planeación con estos planteamientos.