Columna publicada en el Diario la Nación el 28 de septiembre de 2016
Realizado todo el ejercicio de lectura y posterior pedagogía a los Acuerdos de la Habana entre las Farc y Santos, el NO rotundo que sufragaré el próximo domingo está firme. El sólo hecho de encontrar dentro del contenido del Acuerdo 345 palabras sobre participación (aún sin conocer por su puesto los protocolos que lo componen y todas las reformas sin control que el presidente tramitará y que saldrán adelante mediante Decretos-Ley de orden constitucional); definitivamente valida lo planteado en sus primeras páginas sobre el “cambio de paradigma sobre desarrollo y bienestar” que pretende seguirse en Colombia con marca Farc. Tengo como fundamente previo al 2 de octubre, el hecho de haber orientado a estudiantes universitarios, el curso académico sobre las diferentes teorías del Estado, pasando desde la perspectiva de los años 70 a los noventa (Bob Jessop, Gabriel Almond), de Bobbio, jurídica (Kelsen, Heller, Schmitt), de Martìn Carnoy (Marx, Antonio Gramsci, Louis Althusser, Nicos Poulantzas, Claus Offe y Joaquim Hirsch), de Pierre Bourdieu, de Michael Mann, y Held, Mc Greww, Goldblatt y Perraton. Como también, de las teorías del Poder: perspectiva desde la filosofía política clásica (Spinoza, Kant, Hegel), de Talcott Parsons, Niklas Lhumann, Michel Foucault, Poder y contrapoder en la era global en Ulrich Beck, y también teóricos como Lukes, Gaventa, Múnera, Bobbio, etc. Es con este fundamente que Ex magistrados, en especial como José Gregorio Hernández Galindo, y personajes de la Talla como Pedro Medellín, Jaime Castro entre otros, junto con jerarcas de la iglesia; defienden con contundencia el sí a la paz, pero no al plebiscito. Lo cual, comparto totalmente. Es que aquí, no está en juego la paz. Aquí está en juego, es unos acuerdos que suscribieron Santos y las Farc y que nos metieron a los colombianos en su proceso de legitimación con el Plebiscito. Es decir, Santos no quiere pasar a la historia como el que sólo firmo ese acuerdo por la institucionalidad estatal, sino que legitima su actuar con los votos que lo acompañarán. Por ese motivo, es que también la participación del NO toma mayor relevancia para la historia. No quiero ser objeto de lo planteado por el Secretariado de las Farc en cuanto que su meta es obtener el poder, pero no para la paz sino para imponer su socialismo y régimen que ya de eso sabemos sobre Cuba y Venezuela. Timochenko textualmente dijo: “nuestra meta es organizar y movilizar la población colombiana para arrebatarle el poder a la clase política que lo ha detentado por siglos. Así mismo, lo reafirmó Iván Márquez: “Estamos es tratando de avanzar a un estadio que nos permita seguir desarrollando esa lucha, de eso no debe quedar la menor duda, pero nuestro propósito es el socialismo”