En la instalación de las sesiones legislativas, el
Presidente de la República hizo un llamado a la unión y el trabajo en equipo y
enfatizó en la necesidad de "un punto de inflexión para dejar atrás un pasado
de divisiones y para que seamos los protagonistas de un reencuentro de los
colombianos en medio de las dificultades". El Presidente del Congreso llamó
“a la discusión necesaria, sobre la conversión de Colombia en un Estado
Federal, con la plena e indiscutible autonomía de sus regiones”. Por el lado de
la oposición, la Senadora Aida Avella Resaltó que “perdimos tiempo valioso para
discutir, analizar y también ayudar…”. Los tres discursos por su connotación y
el contexto, en medio de las afectaciones de esta pandemia; son un llamado
también a todos los colombianos a no dejar de plantear desafíos y temas para
salir de la crisis. Todos, sin excepción, tenemos que conversar y poner sobre
la mesa ideas e iniciativas para anticiparnos y salvarnos de los problemas generados
por la pandemia y trabajar para resolverlos desde y en todos los sectores. Muchas cosas que estamos viviendo también nos
pueden ayudar a salir adelante y hacer un mejor país. Así no tengamos certeza
de lo que depara el futuro. Menos, si saldremos pronto de esta coyuntura, o si
la misma será larga, o cuantas personas más morirán. Tampoco, cómo salir y qué
nos espera en la postcrisis. Lo único diáfano a repetir una y otra vez, es que nos
encontramos en una transición donde la limitación del conocimiento y la
ignorancia no tienen cabida. Deber primar la flexibilidad mental, la
adaptabilidad y no darle dramatismos exagerados. En otras palabras, preparados
y tranquilos para lo inesperado. Lo importante es definir una visión, crear
valor, tomar decisiones efectivas y aprovechar las oportunidades. Se deben
promover los hackathones o crowdsourcing para canalizar y sistematizar estos
temas y buenas ideas. Como lo expresara Juan Carlos Echeverry, exministro de
hacienda: “podemos usar la crisis, abrazarla como una bendición disfrazada del
cielo para saber qué es, y bien manejada, alimentar los próximos 10 años con
destreza, habilidad, liderazgo y potenciando a la gente, pues esta es
recursiva, intuitiva y disciplinada.” El trabajo consiste en anticiparnos y
actuar sobre estos y miles de interrogantes más. ¿Cómo prevenir y aminorar el
costo fiscal causando por la pandemia?, ¿cómo comprar, distribuir y aplicar las
vacunas en un día cuando se validen?, ¿cómo recuperar o recrear 5 millones de
empleos perdidos y empresas quebradas?, ¿cómo y cuándo sentar a empresarios y
gobierno para trabajar conjuntamente acciones de recuperación de la economía?,
¿cómo reactivar capacidades de interacción y socialización de los niños perdida
por la cuarentena?, ¿cómo aumentar acceso a la educación virtual con wifi
gratis, computadores, Tablet o Smartphone?, ¿cómo dinamizar el funcionamiento
de los centros comerciales?, ¿cómo disminuir el valor del impuesto predial?, ¿qué
trámites engorrosos de la administración pública se deben eliminar?, ¿cómo
evitar la desaparición de empresas?, ¿qué hacer para evitar agonía y
agotamiento de los trabajadores de la salud?, ¿cómo evitar la selección de
personas a morir por el virus?, ¿Qué tanto debe endeudarse el Estado para
contribuir con los ciudadanos?. ¿puede darse un salario mínimo a los más
pobres?, ¿debe primar las decisiones políticas o técnicas para superar la
crisis?’. Más interrogantes por favor.
viernes, 24 de julio de 2020
miércoles, 8 de julio de 2020
No a la desobediencia civil de Petro
Columna publicada en el Diario la Nación el 08/07/2020
Ante las expresiones y llamado de Gustavo Petro para desconocer el
gobierno de Iván Duque y elevarlo a la categoría de ilegítimo, con el argumento
de no haber ganado las elecciones, porque estas tuvieron votos comprados con
dinero del narcotráfico, por el apoyo del traquetismo de Colombia, porque el
país va hacia el matadero y, que dada la coyuntura actual, no volvamos a enviar
a los hijos al colegio, que tampoco paguemos facturas de servicios públicos y,
entonces, nos declaremos en “desobediencia civil”; no se puede aceptar. Eso es
como tirarse uno a un abismo o al vacío en la actual coyuntura en la que más
bien necesitamos unión, solidaridad y pensar en inmediato, corto y largo plazo
para sacar adelante nuestra institucionalidad y como país. Mucho menos, hacerle
caso a las reuniones privadas de Iván Cepeda donde plantea e invita a sus
seguidores a algo similar y urgente. Cómo tampoco, lo que ha solicitado el Polo
Democrático en cabeza de sus dirigentes para que se cancelen las apariciones
diarias por televisión del Presidente de la República en la que informa a
diario sobre el estado de la pandemia en nuestro país. Por lo menos, quienes
tenemos claro los criterios epistemológicos sobre las teorías y perspectivas
del Estado y del poder, los fundamentos del Estado moderno (Maquiavelo, Bodino;
Hobbes, Locke, Rousseau, Montesquieu, Moro, entre otros), así como de la
Administración Pública como disciplina (Bonnin, Gonzáles, Wilson, White..) y
sus enfoques (político, jurídico, sociológico, gestiológico, económico,
universal, mixtos) traducidos en el: Estado
en acción, organizaciones públicas, políticas públicas, procesos de gestión, bienes, servicios y
regulaciones y como dominación política; así como de la administración
pública comparada (Angloamericana, Napoleónica, Germana, Escandinava,
Latinoamericana, Postcolonial, Asia Oriental, Soviética, Islámica..), y la
administración pública no estatal y sus nuevas áreas o temas (Tics, democratización,
gestión por resultados, gestión de riesgos, innovación, administración diversa
y multicultural); ni loco que uno estuviera, procedería a seguir estas
pataletas o llamados, rebeliones o
desobediencias. Al contrario, con el temple de estadistas que pretender ser,
deberíamos promover sus propuestas claras de cómo sacar adelante el país en
esta coyuntura sí es que al presidente le quedó grande dirigir a Colombia. Pero
jamás, este tipo de acciones. Está bien que hagan oposición con argumentos
convincentes. Una democracia sana se construye desde la diferencia con unos
mínimos acuerdos. No es ni el momento ni la coyuntura. Mientras reconocidos
filósofos, sociólogos, políticos o tratadistas en el mundo entero están planteando
a partir de los impactos de la pandemia mundial para sacar adelante al Estado
(hacerlo más fuerte y más emprendedor), al gobierno, la administración pública,
organizaciones públicas, políticas públicas y a la sociedad; en nuestro país,
sucede lo contrario. Se llama es la rebelión, desobediencia civil, a que
pretendamos deslegitimar un gobierno, etc. A eso no se le debe apostar, ni ser
idiotas útiles. No porque sea borrego de un partido o ideología, sino porque la
claridad mediana de esta época, exige retos para contribuir en la construcción
del país con propuestas y acciones colectivas viables y consensuadas para el
bien de nuestra sociedad.
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