Columna publicada en el Diario la Nación el 10/08/2022
Culminó el segundo periodo académico en las diferentes instituciones educativas y, es necesario, efectuar un análisis minucioso en diferentes aspectos para tomar acciones de mejora. Es decir, un balance sobre el regreso a la presencialidad, después de casi dos años en virtualidad. Podría expresarse, que las reflexiones deben girar en torno al rol de los docentes, directivos docentes, padres de familia y de la institucionalidad (secretaría de educación). Es pertinente una mirada crítica y una reflexión sin sesgos ideológicos al trabajo cumplido y los logros obtenidos o la adaptación surtida. Difícil dar cumplimiento a la frase surtida en el foro educativo municipal que expresaba: “regresaremos a las mismas instituciones educativas, pero no a hacer lo mismo”. El tema es de una complejidad sin precedentes. Sólo quienes estamos inmersos en el asunto (en el caso particular como docente), podemos vislumbrar la magnitud de estas complejidades con nuestros hijos (estudiantes) en las diferentes instituciones educativas. En el sólo estamento estudiantil, como maestros nos tocó redoblar esfuerzos más allá de lo habitual. Ojalá, pudiese explicarse (narrar) como en una película en pantalla gigante en cine y con palomitas de maíz lo acontecido paso a paso a la comunidad en general; desde la llegada de los estudiantes a la institución educativa que no habían merodeado por muchos meses, todo su proceso de adaptación o de relación colectiva y con las aulas, asimilación de contenidos educativos, procesos de aprendizaje, convivencia escolar, rendimiento académico, entre otros aspectos y factores ocurridos. Un trabajo docente arduo. Confieso, que ha sido muy difícil. Incluso, con el riesgo corrido y sufrido por nuestros compañeros profesores. Dos años de encierro hicieron mella en la personalidad, carácter, sentimientos, emociones y salud mental en nuestros hijos, padres y comunidad en general. Nadie alcanza a tener la dimensión de los casos atendidos en el aula derivados del comportamiento de los niños. Sería importante, que la secretaría de educación promoviera un evento para dar a conocer los casos ocurridos con los niños (por supuesto omitiendo nombres) en cada institución educativa y se llegaría a la conclusión que el tema de salud mental es una urgencia, prioridad, necesidad, s.o.s, en estos momentos. Es para oír y no creer. Como docentes nos ha tocado ser toderos (profesor, psicólogo, médico, consejero, enfermero, psiquiatra, policía, fiscal, juez, abogado, etc.) en el acompañamiento de los niños. De verdad, sin llamar al caos, tenemos una sociedad enferma. Por un lado, padres de familia cansados con sus hijos en las casas y de un momento a otro nos los entregaron en la Escuela. Por otro, niños qué durante dos años, modelaron otro comportamiento y luego regresan al aula para empezar su desconexión electrónica lenta. Algo traumático. Ya en el aula, a flote las dificultades en el proceso de aprendizaje por falta de concentración, indisciplina, rigor en la escritura manual, conflictividad, dificultades en salud y su economía, escaso rendimiento escolar, etc. Un semestre para reflexionar individualmente sobre cada niño como se hiciera en las comisiones de evaluación. Casos alarmantes. No ha sido fácil el acople. En los ejercicios de pruebas acumulativas, evaluar para avanzar y las del icfes, los chicos están fríos. Preocupante. Sumado a la desconexión de los padres con la institución educativa. Además, de acciones y planes que se le siguen cargando a los docentes por parte de la Secretaría de Educación. Ahora, la socialización del informe de la Comisión de la verdad, el diseño universal para el aprendizaje-DUA y el plan individualizado de ajustes razonables-PIAR. Es urgente una mirada y debate al asunto. Esto apenas comienza.
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