Columna publicada en el Diario la Nación el 19/07/2017
Con los anuncios de cambio de gabinete en la alcaldía de Neiva, y que lo
que ha ocurrido es un traslado o movimiento interno de personal; no se genera
ni entusiasmo por lo que ello signifique o represente. Lo que sí se suscita, en particular, en el círculo
del magisterio municipal, es qué en el caso del Secretario de Educación, este
traslado se lo debemos es a la presión ejercida por la Ministra de Educación
ante el Alcalde para que ello se diera, si quería seguir contando con algunas
migajas de recursos o beneficios para este sector en lo que resta de este
gobierno. Recordemos que es la primera vez que un secretario de educación, por
lo menos de Neiva, asume la responsabilidad como en el paro de maestros
recientemente culminado, de redactar conjuntamente con otros dos secretarios de
educación del país, las peticiones o necesidades por años sentidas en esta
área, las cuales fueron un punto importante para las negociaciones mientras los
maestros permanecieron en cese de actividades e hicieran válidos sus reclamos
(por lo demás justos y necesarios para beneficiar, incluso, a los niños) por
las organizaciones que los asocian. Para nadie es un secreto, que Aldemar
Macías, asumió ese rol y costo, más que político. Quizás, por esa batalla, es
que será recordado, más que por sus pocos o modestos logros en la gestión de la
Secretaría. Bueno, también porque no generó roses con miembros de este sector.
Sin embargo, es cuestionable desde todo punto de vista, que el alcalde se haya
asustado con el cuero del tigre, después de haberlo cazado. Es decir, de que su
Secretario después de haber librado esta batalla reconocida en el país,
accediera a este cambio. Al contrario, debió mantenerse firme y darle todo el
respaldo para que continuara, ahora sí, en los procesos que deben cristalizarse
y que se encuentran plasmados en el Plan de Desarrollo y que están en curso,
máxime, cuando todos los docentes lo respaldarían por el esfuerzo antes anotado
y que le generaban confianza para actuar. Ahora, se debe empezar de nuevo para
generar esta confianza con los maestros. El secretario entrante, ya conocemos
su modestia en su ejercicio, razón por la que no le será fácil, lidiar con
personas que llevan impregnado el significado de la lucha, pues allí no tendrá
a disposición el mismo poder que se genera en una secretaría de gobierno. El
tema es que, si las cosas se han mantenido hasta ahora bajo el esquema de no
hacer concesiones (con un profundo no en la corrupción), estos cambios no se deberían
repetir como resultados de presiones externas del alto gobierno por haberlos
puesto en la picota pública mediante reclamaciones, que además fueron
justas. Aplausos para Aldemar Macías.