ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, cursante del Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en el Colegio de Morelos (México), ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

jueves, 8 de agosto de 2019

DESEOS EN EL POSTBICENTENARIO

Columna publicada en el Diario la Nación el 7/08/2019


Precisamente hoy, no sabemos si celebrar, conmemorar, evocar, o sencillamente ignorar los hechos ocurridos hace 200 años cuando se culminó con la victoria de los patriotas sobre los soldados realistas del dominio colonial de España sobre nuestros pueblos, incluido, lo que es actualmente Colombia. Sí nos decidimos por lo primero, entonces ¿izamos la bandera, vemos la recreación de los hechos de la época en un sencillo programa de televisión, leemos un recorte de la historia, hacemos un balance de esta gesta libertadora, o proponemos qué hacer en estos próximos 200 años?. Creo que depende del nivel intelectual de cada uno de nosotros y del compromiso que tengamos por vislumbrar una mejor patria. Así continuemos enfrascados casi con las mismas luchas o problemáticas de antes, durante, y después del triunfo del Puente de Boyacá. No me resigno a que sea un día festivo cualquiera. Mínimamente, tenemos que ir más allá de la comprensión de las consecuencias de la campaña libertadora que triunfó y culminó el 7 de agosto donde quedaron libres las Provincias de la Nueva Granada, Ecuador y Venezuela, que con posterioridad, y por pocos años, se denominó: la gran Colombia. Tampoco, se trata de identificar sólo lo negativo que ha ocurrido en estos dos centenarios donde hemos estado enfrascados permanentemente por la guerra, corrupción, individualismo, desigualdad y una cultura de lo fácil (mafiosa), entre otros aspectos. Ha primado la incapacidad de los dirigentes para impulsar un proyecto-nación. Siempre aguas tibias impulsadas y promovida por unos pocos, mal llamados de la élite. Es más, ni la celebración, conmemoración o evocación de este hecho histórico, se pudo cumplir como debería ser, dada la improvisación de siempre y el argumento de la falta de recursos económicos. Lo que nos corresponde, es promover las bases de lo que significarán los próximos 200 años. Donde nos involucremos todos los que somos y que reconstruyamos la patria para que seamos lo que en mayoría queremos ser. Que cese la violencia, la barbarie en nuestro territorio, y verdaderamente, hagamos del mismo, una patria civilizada y con todos los principios de una real democracia. Si bien debemos profesar gratitud por quienes todo lo entregaron por la causa libertadora, y en señal de ese agradecimiento eterno, realizar los actos protocolarios correspondientes, lo es también, que debemos ir más allá de ese horizonte tan corto y, nos repensemos como sociedad. Esa es la tarea de esta generación y las futuras. Como es posible, que de esa lucha que dieron nuestros padres de la patria y triunfo correspondiente en 1819 (por supuesto no me refiere a los congresistas), lamentablemente no hayamos superados situaciones turbias, luchas fratricidas y, proyectos fracasados de nación. Aunque para algunos esta sea la democracia más consolidada de América Latina. Sin embargo, claro que debemos agradecer a nuestros patriotas que lucharon por dejarnos un mejor terruño. Pero atentos connacionales, debemos ser más audaces para continuar por una senda que consolide una mejor nación en estos 200 años que siguen.    

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