Desconozco si por fortuna, ilusión, sueño, utopía, espejismo, quimera, engaño o necesidad en nuestro pueblo colombiano nos pusieron como tema de conversación: la paz.
En ello, están contribuyendo universidades, centros de pensamiento y hasta la Corte Constitucional que hace poco realizó un encuentro denominado “diálogos constitucionales para la paz” y también la Universidad Surcolombiana con su Seminario Internacional por la paz y el postconflicto. Teniendo en cuenta la trágica realidad que vivimos; el tema y la participación en estos escenarios constituye un escape para tratar si encontramos, por fin, una luz al final del túnel que nos devuelva la esperanza relacionada con la posibilidad de vivir en paz.
Paz, de la cual no tengo ni la más mínima idea entre todos sus significados el que nos aplica o implica en nuestro contexto. Desconocimiento que también asumo, lo padece la mayoría de los ciudadanos por no decir que todos. Lástima que a estos eventos no asisten lo que tienen la responsabilidad de promover el desarrollo y quienes se ufanan de generar opinión, entre otros. Por ejemplo, en el que promovió la Usco, lamentablemente no vi ni un alcalde, concejal, diputado o asesor de gobernante alguno.
Es más, no me encontré ni a nuestro promotor departamental de paz de los últimos gobiernos. Peor aún, ni siquiera a los más destacados, por no involucrar, a todos los columnistas. Y en el que se hizo en Medellín, únicamente observé del Huila, a un solo padre de la patria (el que estuvo en paro proselitista) pero poso para cámaras solo en la instalación del evento; por lo tanto, no aprendió nada de lo que se dijo en los tres días de diálogos con expertos nacionales e internacionales sobre los retos del proceso de negociación y de una paz posible.
Con este indicador, qué argumentos sólidos y contundentes vamos a tener para entender la paz como derecho, la justicia constitucional para la ciudadanía, cómo construir la paz, pensar y deliberar la paz desde la óptica constitucional, armar la paz o desarmar la guerra, cual rol a cumplir y cómo tomar en serio la paz, experiencias internacionales, cómo liberar a la sociedad del miedo, cómo alcanzar la justicia social, nuestro compromiso en buscar la paz, capacidad de perdón, justicia transicional, postconflicto y como lo expresara el Magistrado Jorge Iván Palacio: “Un país llamado tierra libre”.