Apropósito del slogan del Plan de Desarrollo del Huila: “El
camino es la educación”, ya es hora de examinar que tan empedrado se encuentra
para hacer del Departamento uno de los más aventajados, o por lo menos que no
sea de los últimos, en materia educativa en Colombia. A propósito, las
universidades, o las mismas instituciones educativas aún no se han puesto a
tono con esta temática, a excepción de ver que recursos se tienen para actuar o
ser beneficiario de los mismos. Muy lento su actuar. La necesidad de verificar
este asunto, obedece en especial, a que en deserción o retención escolar esta no
da tregua. Muchos niños no continúan su ciclo escolar normal. En conversaciones
desprevenidas de pasillo con algunos funcionarios de la Secretaría de Educación
(Departamental), sobre las razones o percepciones aludidas, se encuentran: Un
niño deja de asistir a la Institución Educativa por el constante cambio de
domicilio de los padres (más cuando estos son campesinos que aún se comportan
como nómadas), porque no cuentan con los medios para llegar a clase y
permanecer en ella (alimentación y transporte), porque la tecnología ha creado
unas brechas entre quienes la manejan y no, por las malas instalaciones de una
institución educativa que ya no son llamativas o atractivas como en otras partes del país, porque la
tecnología en las mismas es obsoleta, porque se carece de lúdica y, porque los
padres de familia, se acostumbraron a un Estado paternalista. Pero en especial,
lo que más llamativo resultó del conversatorio, es que el profesor es la
principal causa de la deserción. El potente argumento, se reduce al hecho de
haberse invertido muchos recursos en capacitación sobre metodologías nuevas del
siglo XXI, pero los profesores no la aplican. Además, que el profesor ya no
quiere estudiar porque se acabaron los puntos para subir de escalafón. Tampoco,
quieren complicarse con los niños que jodan mucho. Aquí salió a relucir el tema
sobre el alto porcentaje de profesores viejos que no se aguantan ni ellos
mismos, mucho menos niños. Que van mal vestidos a la escuela, que no quieren cambiar,
y sumado, el resentimiento contra el sistema; lo cual eso, se lo transmiten a
los niños. Incluso, se efectúo la comparación con colegios o escuelas donde los
profesores no superan los 30 años y tienen maestría (amplia cultura), con
procesos y proyectos de investigación activos, con apropiación de modelos
pedagógicos centrados en la lúdica, inteligencia emocional, programación
neurolinguística, disciplina positiva, psicología positiva, inteligencias
múltiples, etc. Además, de ir bien vestidos y como ejecutivos a la Institución para
vivir un día maravilloso con los niños. Ante esto, surgió una propuesta para
disminuir estadísticas de deserción. Debe tocársele el bolsillo (sueldo) a cada
profesor que deje ir un niño del sistema. Al debate.
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