Columna publicada en el Diario La Nación, 1 de marzo de 2017
Hace
unos días con bombos y platillos asistimos al conversatorio con la viceministra
y ministra de industria, comercio y turismo para recordarnos sobre el futuro de
la apuesta en turismo en el Departamento del Huila. Se habló de lo divino y lo
humano en cuanto a las bondades que tenemos a disposición de los habitantes del
planeta para visitarnos. Se expresó en este encuentro, que ya se tenía la
puesta en marcha de la marca Huila, se había remodelado y cambiado la función
de la casa fiscal (en Bogotá) como casa Huila, un contrato plan paz, superada
la definición del clúster turístico, corredores turísticos, comités turísticos,
encuentro nacional de operadores turísticos, policía de turismo,
emprendimientos turísticos mediante tics, instrumentos de financiación línea
bancoldex, estrategias y paquetes de promoción de nuestros lugares mágicos,
placas huella, hacienda potosí; entre otras cosas que nos dejaron anonadados y
perplejos. Un evento similar (en forma de taller) ya había realizado la cámara
de comercio finalizando el mes de septiembre sobre “la internacionalización del
turismo de reuniones” para conocer cómo se gestionan eventos con valor agregado
para el turismo internacional y las herramientas para la plantación,
organización y promoción de eventos. Esto está bien. Pero en las dos ocasiones,
las conversaciones de pasillo de los asistentes los interrogantes más comunes
era: ¿cómo acompañar, promover y financiar pequeños emprendimientos en el
sector?, que el turismo sin seguridad no se da, sin inversión menos, no puede
aislarse de la cultura ni del de eventos o convenciones , ¿cómo encadenarlo con
la parte hotelera?, ¿cómo superar la tasa de informalidad?, que donde están los
cursos de formación sobre guías turísticos, que había poca gestión de proyectos
sobre este sector, que el tema de aerolíneas era complejo, sobre la posibilidad
de contar con una zona franca para apalancar el clúster, no había apoyo físico
de los convetion bureau, se requería más centros de convenciones, donde quedaba
el turismo personalizado, era necesario más y mejores apps y portales de
turismo; es decir, se preguntaban si estaban verdaderamente preparados los
empresarios, operadores de eventos y de
hoteles sobre el tema. Además, de la regla
mágica que les permitiera la unión y organización como empresarios para
dinamizar la oferta superando los individualismos y egoísmos y la competencia
desleal. Ello con el fin de superar ese pensamiento individualista queriendo
abarcar todo, y más bien fortalecer y lograr traer a nuestro departamento
eventos y turistas para una mejor proyección a nivel nacional y porque no
mundial. Hasta aquí sin problemas. Pero sí se advierte, es la poca o nula
formación en legislación turística, en la aplicación de las normas técnicas sectoriales
que desde marzo entran en vigencia, en programas cortos, técnicos, tecnológicos
y profesionales en formación turística, de un plan estratégico construido como
sector o clúster principalmente. ¿Falta o sobra?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario