Hace unos pocos días el sociólogo portugués, Boaventura de
Souza advirtió sobre las siete amenazas
que configuran monstruosidades en esta aparente democracia en la que estamos.
1.- La reconfiguración del Estado.
Ese Estado que viene desde el siglo XVII que creó los bienes públicos hoy no es
el mismo. Al contrario, está privatizando todo y produce bienes privados. La
soberanía antes conocida, ha cambiado y está sobredimensionada por los mercados
y el imperialismo financiero. 2.- Existe
un vaciamiento de la democracia. Así sea en la normalidad del ejercicio del
poder, éste ha cambiado. Hoy hablamos de la dronificación del poder (drones
militares, financieros, mediáticos), los fundamentalismos, no sólo religiosos,
sino de los mercados financieros y de la ONGcracia que marca otras pautas en
todos los sectores. En la actualidad tenemos es un constitucionalismo global,
pero que responde es a las lógicas de los mercados internacionales. Se tiene
que cambiar lo local, por directivas globales. La democracia nació cuando no éramos
democráticos. Aquí estamos ante una democracia de baja intensidad que
constituye un instrumento del imperialismo. Así se destruyen derechos y países
en nombre de esa democracia. 3.- La sobrecarga a la naturaleza. Somos
testigos de lo que está ocurriendo y, por ello, los fuertes desastres que ha
cobrado y seguirá cobrando miles de vidas. 4.- La desvaloriazación del trabajo. El trabajo pagado y asalariado
cada vez con menos derechos, pues las empresas están destruyendo todos los
pactos logrados. 5.- La mercantilización
del conocimiento. Aquí, no se requieren mayores pruebas o hechos que lo
hagan aún más notorio. El tema de las marcas, patentes, spin off que lo reducen
todo. 6.- La asexualización de la
diferencia. Quiere decir que no hemos superado los fenómenos propios de la
colonización, dominación, recolonización y el patriarcado. Hoy tenemos otras
formas de esclavitud y un marcado racismo. 7.- La criminalización de la protesta. Claros ejemplos de ello en el
caso colombiano con lo presenciado en la Guajira, Chocó, Buenaventura y el más
reciente paro de maestros. Afirmó, el conferencista, que iniciamos el siglo XX
con dos modelos de democracia: el primero fue el de la revolución de la
democracia (iniciada desde la revolución de octubre) y la Revolución del
reformismo (en la que se fueron obteniendo derechos). Sin embargo, en lo que va
del siglo XXI ya no tenemos ninguno. Ni revolución democrática, ni reformismo. Se
confrontaron las dos. Con la caída del muro de Berlin se creía que era el fin
de la revolución. Pero resultó que también fue el fin de la democracia con
derechos. Hoy tenemos que unir las dos: Revolucionar la democracia y
democratizar la revolución para defender la democracia de alta intensidad: “la
demodiversidad”. Totalmente de acuerdo. Arriba la acción social y la ciudadanía
activa. De esto fueron ejemplo los maestros.
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