Como es de público conocimiento, el próximo 15 de agosto
vence el plazo jurídico establecido para el funcionamiento de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación
(ETCRs) donde se encuentran los excombatientes de las FARC. Así mismo, que se
está socializando en estos espacios la posibilidad de reubicar 11 de ellos y
quedarán sólo 13, en atención al balance sobre su funcionamiento y con miras a
un mayor cumplimiento de sus fines. Al respecto, con estudiantes de la Escuela
Superior de Administración Pública-ESAP de Planadas Tolima, se practicó un
instrumento de investigación (100 encuestas aleatorias con 30 preguntas), para
indagar la percepción que tienen los ciudadanos sobre el grado de
implementación del Acuerdo de Paz, precisamente con la experiencia de este “ETCR del Oso” en este municipio. Se les
consultó si consideraban exitosa la implementación del Acuerdo y la mayoría
contestó estar poco de acuerdo y totalmente en desacuerdo. Bastante de acuerdo
en la disminución de los cultivos de uso ilícito. Poco de acuerdo y totalmente
en desacuerdo con relación a que todas las personas que hacían parte de las
FARC se encuentren en proceso de reincorporación a la vida civil. En cuanto a
los éxitos que los encuestados
consideran sobre la firma de paz y que impacten en el municipio de planadas,
está: no se cobran vacunas, las ayudas para el ETCR en proyectos, libre entrada
y salida de nacionales y extranjeros, regreso de la gente, más oportunidades
por proyectos, más armonía, reducción de homicidios, se acabó la extorsión,
cese de hostilidad, presencia del Estado, libre locomoción hasta de la fuerza
pública, más seguridad y menos temor, oportunidad de cambio de las personas de las
FARC por su nueva vida, ya no estar armados sino con lapiceros, se puede hacer
política y expresar sus ideas, niños ya no son reclutados, el desminado, la
trascendencia nacional e internacional de Planadas, ya no hay temor de los
habitantes y se puede salir para cualquier lugar sin estar pensando en la seguridad, no se asesina como antes, no se ven
grupos armados, entre otras. Frente a los fracasos del proceso de paz, algunas
respuestas: no se entregaron todas las armas, aumento de delincuencia común,
ahora la drogadicción y hurtos aumentó; las disidencias que avanzan, firmar un
acuerdo de paz sin planeación, no hay hábitos de participación para los
habitantes, se prometió el progreso y no se ha visto, falta socialización de
los acuerdos, no tomaron en cuenta la palabra de la gente del municipio, no se
entregó la totalidad de tierras ni todo el dinero, el incumplimiento del gobierno
en la reincorporación, falta de organismos de control en la zona, aumento el
desorden en el municipio y ahora falta autoridad, las circunscripciones
especiales que no se dieron, pocos productos de los exguerrilleros, no seguir
con el proceso de los beneficiados, la muerte de líderes sociales, muchas
organizaciones de chaleco y la demora en la inversión, la imposibilidad de
perdonar rápido, la no capacitación de los desmovilizados, la corrupción está
presente, la no acomodación de los exguerrilleros según el acuerdo de paz. Lo
anterior, responde parcialmente 4 preguntas.
viernes, 31 de mayo de 2019
miércoles, 15 de mayo de 2019
UN RETO PARA LOS EDUCADORES
Columna publicada en el Diario La Nación el 15/05/2019
Desde la infancia, siempre admiré la pasión y emoción con
la que algunos profesores (muy pocos) desarrollaban con gran esfuerzo su labor
metodológica, didáctica y pedagógica en el aula para garantizar un verdadero
aprendizaje de los estudiantes. Entendí, que el profesor que trabajaba con su inteligencia
emocional al techo, era quién mejor desarrollaba su tarea y, contribuía no sólo
en despertar el interés de quienes estábamos allí para aprender, sino qué
gracias a esta facultad, respondíamos a los compromisos con mayor
decisión. En mi paso por el colegio y,
posteriormente en la universidad, no perdí de vista esta admiración. Es de
advertir que no había recibido algún curso de formación sobre inteligencia
emocional, ni mucho menos de innovación educativa, ni conocía otras
herramientas o disciplinas sobre el particular, dada mi calidad de simple
estudiante. Tiempo después, ya en mi ejercicio de docencia, comprendí que un
profesor, sí deseaba llegar a sus estudiantes, no sólo le era indispensable
conocer todo lo que implica la teoría tri-cerebral, neurociencias, programación
neurolingüística, emprendimiento, innovación, inteligencia emocional, entre
otras competencias, sino que debía ponerlo en acción para lograr la atención e
interés de los estudiantes en su proceso de formación. No obstante, lo que uno
observa en la actualidad, es a un alto porcentaje de educadores que no le
prestan atención al asunto y tampoco se entrenan en ello. Por eso, los
comentarios de los chicos de hoy en cuanto que tal o aquel profesor es aburrido,
no es innovador, está muy viejo, da pereza entrar a su clase, no quisiera pasar
horas y horas con él o ella, fastidia mucho, etc. Máxime, en estos tiempos
cuando tenemos niños(as), adolescentes y jóvenes desconcertados, irritables,
inquietos, con bajo umbral de frustración, con el síndrome del pensamiento
acelerado, que los pone, no el plano de los buenos estudiantes, sino de los que
tienen problema. Es aquí donde surge el reto que plantea Augusto Cury, promotor
de la teoría de la inteligencia multifocal (aquella que estudia la naturaleza,
tipos, límites, procesos y dinámicas de la construcción y mantenimiento de los
pensamientos) para que los planes de estudio se transformen y den paso a los
educadores de la emoción, cuyo fin sea formar estudiantes pensadores, con
conciencia crítica, líderes de sí mismos, con plena autonomía y no meros
repetidores de información. En otras palabras, este autor le está gritando en
silencio a todo el sistema educativo para que continuemos nuestro proceso de
enseñanza, pero donde el estudiante aprenda herramientas básicas desde la más
tierna infancia en ¿cómo filtrar los estímulos estresantes?, ¿cómo proteger la
emoción?, ¿cómo administrar sus pensamientos, el papel de la memoria y la
formación de pensadores?, ¿cómo pensar antes de reaccionar?, ¿cómo ser
resiliente?, ¿cómo cimentar el yo como administrador psíquico? y, ¿cómo aliviar
las tareas del yo?; que por no saberlo, está en jaque gran parte de la
población traducido en problemas de salud física, mental y de aprendizaje y,
cuya aceleración se produce por el exceso de estimulación en el uso de
tecnología, juegos, actividades, información, etc. Es urgente educar para
entrenar el YO desde la emoción. Sentencia: ¿De qué sirve una máquina de
trabajar si perdemos a las personas que más amamos, sino tenemos una existencia
tranquila, encantadora y motivadora?.
jueves, 2 de mayo de 2019
LA CABEZA BIEN PUESTA
Columna publicada en el Diario la Nación el 01/05/2019
En las circunstancias que nos encontramos en el
país, con problemas económicos, sociales, culturales, políticos, éticos, morales
hasta el cuello, que nos tienen aparentemente en un callejón sin salida; vale
la pena traer a colación y volver a la reflexión sobre los planteamientos de
Edgar Morin en su escrito: “la cabeza
bien puesta. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento”. La verdad,
estoy desesperado como colombiano de la incoherencia o inconciencia de nuestra clase
dirigente. No es posible, que sigamos discutiendo sobre estupideces a estas
alturas del auge de la 4ª revolución (de las TICS). No me aguanto esas
discusiones o insultos de unos que se creen con la verdad absoluta y de otros
que creen tenerla dentro de un Estado que se jacta de estar en la democracia
más antigua de América Latina. ¿Cuál democracia?. ¿Acaso tenemos una verdadera democracia?.
Ese espectáculo que se da en el congreso, es lo que más contribuye en la
desesperación colectiva e, incluso, en la negatividad del ánimo o de las
emociones, al percibirse que todo está perdido. Nada que desaparece el mito de
la caverna. Pareciera que estuvieran encarnizados los unos con los otros. Y
esto se replica por doquier. No sólo en ese preciado recinto del Congreso de la
República. De ahí para abajo no hay excepción. Si los que están en el poder
político no dan el primer paso, que esperamos los idiotas útiles que lo
secundan. Personalmente me siento aturdido. Ya estoy en el límite. Esto lo
afirmo porque la corrupción hizo metástasis, la desigualdad sigue en aumento,
la pobreza no da tregua en este país, la violación de derechos humanos ni qué
decir, la falta de oportunidades es el pan de cada día, la discriminación cada
vez aumenta las brechas, la violencia en todas sus manifestaciones se evidencia
aún más, los estragos de la naturaleza muestran su verdadero poder, los malos
gobiernos locales son la perversión, los abusos de poder son mayúsculos y con
otros rostros, la injusticia no reina sino que campea, y sí continúo la enunciación; no terminaría. Estamos
presenciando un revolcón en lo social, parecido al que hace una estampida de
una avalancha. Con sinceridad, da miedo. Tenemos que poner un freno urgente. Un verdadero S.O.S. necesitamos. Pareciera que
no entendimos oportunamente la teoría de sistemas, ni mucho menos la del caos, como
tampoco la de la complejidad. Y lo peor, es que en esta época no vamos a
entender la era de incertidumbre (incertidumbre histórica e incertidumbre
cognitiva). Si nuestros políticos y dirigentes no se entrenaron en lo que
significó la conciencia, mucho menos están preparados ahora en la actualidad para
crear nuevas preguntas, impulsar cambios paradigmáticos y para saber pensar. Me
gustó el llamado que hiciera Jorge Enrique Robledo: “Debemos desarmar los espíritus”. Vuelve y juega aquí la invitación
que entregaron hace un par de décadas la comisión de sabios para “repensar
todos juntos una nueva Colombia”. Urgente dar ese paso. Ya no sigamos reculando,
ni matándonos los unos con los otros. Demos
el paso para construir una verdadera nación próspera. Quiero ser parte de ella.
Abracemos el perdón. Pensemos dentro de la ecología de saberes. Con una
verdadera estrategia y objetivos para producir buenos pensamientos con una
apropiada inteligencia emocional y multifocal hacia una inmensa propuesta: un
país con una paz estable y duradera. No quiero seguir remando como docente en
un mar más que muerto, ni en un cementerio con estudiantes alienados.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)