Al leer esta columna, ya recibimos las felicitaciones,
regalos y presentes que esta navidad nos trajo en la medida de nuestras
posibilidades. Por lo menos, ya replicamos la frase: feliz navidad. Y hasta
celebramos. No obstante, muchos no contaron con la misma suerte, en esta
oportunidad. Por diversas circunstancias que ya conocemos: pobreza,
desigualdad, inequidad, injusticia y dolor histórico acumulado. No por ello, se
dejará de luchar para que la navidad de muchos sea tan triste a futuro. En esa
labor, está la tarea cumplida por nuestro gobernador. Es bueno destacar los
logros relacionados con obras que contribuirán a mejorar la calidad de vida de
los ciudadanos, y qué las mismas, harán que la navidad sea mucho mejor. Un
ejemplo de ello, son las placas huellas realizadas y entregadas a la comunidad
en diferentes puntos del Departamento. Sin
embargo, no todo se logra como debiera ser. En el caso de los habitantes de la
vereda el Tejar del municipio de Timaná, se quedaron esperando la posibilidad
de celebrar una navidad con la placa huella que había sido anunciada con bombos
y platillos, pero que finalmente no se hizo en este mandato. Por arte de magia,
de un momento a otro, no hubo tal obra. Estaban los planos, estudios,
factibilidad, gestión, promesas, discursos y todo lo demás. Los 660 metros que
parten de la vía principal hasta la Institución Educativa de Desarrollo Rural
(concentración) estaban garantizados para una obra que se haría realidad. Pero
lo cierto, es que ya no van, ni fueron. Una obra tan esperada y anhelada que
beneficiaría a más de 700 estudiantes y a un centenar de familias, ahora,
tendrán que esperar otra navidad, o quizás otras cuantas navidades. Al fin y el
cabo, ya les ha tocado esperar por casi 50 años. Recordemos que el colegio duró
en construcción cerca de 4 años y fue inaugurado en 1977. Desde esa época, la
ilusión de muchos, incluso que, ya partieron a la eternidad, esperaban que esta
obra fuera un regalo de navidad. Ojalá el gobernador y su equipo, hubiesen
tenido la oportunidad de estar en una lluvia torrencial para que hubiesen observado
el arroyo que se forma desde este colegio hasta la vía principal, y su
perplejidad sería tal, que habrían tenido la conciencia sobre la necesidad de
viabilizar dicha obra. No sólo por los estragos que este arroyo realiza por su
paso, dado el problema de origen por la falta de alcantarillado que no se tuvo
en cuenta en su oportunidad. En otras palabras, desde el colegio, se decanta
agua que luego es canalizada por la vía de acceso que se pretendía mejorar con esta
placa huella. Cuando tuve acceso a la promesa de esta obra, también y, de
manera personal, sentí alegría. Pero ahora, que ya se perdió la posibilidad,
confieso señor gobernador (como lo replican sus habitantes), que serán otras
navidades tristes, por una obra que estuvo a punto de ser realidad, pero que
nos ocurrió como la película del embajador de la india. Quedamos tristes. Pero
aun así, feliz navidad.
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