Ahora que llegaron nuevos gobernantes locales a la Administración
Pública, lo ideal es que éstos vengan impregnados en cuerpo, mente y corazón y,
también decididos a continuar la implementación de la IV revolución industrial
en los entes territoriales y demás establecimientos públicos. De no ser así,
estarían en el lugar y momento equivocado. El reto es introducir la
inteligencia artificial y la robótica y digitalizar la administración pública para
lograr mejores estándares en eficacia y eficiencia y preste mejores servicios a
los ciudadanos, completamente alejada del modelo clientelista y corrupto del
que no ha podido salir (modelo patrimonial). Ya es un cliché, que la tecnología
la tenemos a disposición en todas partes. Pero, pareciera qué en la
administración pública, a propósito, no quisiera penetrar. Los servidores
públicos que superan los 40 años, son los que más están sufriendo en su
incorporación. Pero eso dejó de ser un obstáculo y se ha convertido en un desafío.
Hoy es una realidad. O nos entrenamos en inteligencia artificial y robótica
dentro del servicio público, o sencillamente, el pavimento nos espera. Muchos
cargos públicos desaparecerán en los próximos 5 años (40%). Como también
diversas instituciones lo harán o redefinirán su capacidad institucional.
Estonia, es en la actualidad uno de los países que más ha introducido la
digitalización de su administración pública, por no mencionar otros. Es decir,
los modelos burocráticos, gerencial y de gobernanza, con la masificación de la
tecnología por parte de los dirigentes públicos o gobernantes, serán completamente
minados. Lo que debe predominar a partir
de la fecha, son secretarías de despacho que controlen robots-humanoides que
procesan y controlan los procesos y procedimientos correspondientes. Al mejor
estilo del metagobernador de Dubai, que prácticamente es un robot. Lo que nos
plantea lo anterior, es que tanto los políticos como los gestores públicos,
deberán reformular la gestión pública con las tecnologías, aprovechando como
vehículo impulsor, los nuevos planes de desarrollo. Es la oportunidad. Hoy lo que pulula es la información o datos
debido a las plataformas, motores de búsqueda o redes sociales. Datos abiertos
de lo que se ha denominado gobierno abierto. Pero lo que no tenemos, es quién
los procese, analice y tome decisiones inmediatas. En ello, es que ayudará la
inteligencia artificial (algoritmos) y la robótica. Necesitamos un pacto social
con prospectiva que deberá quedar incorporado en estos planes de desarrollo, en
el que la tecnología sea predominante y juegue un papel muy importante en los
próximos años. La administración pública aquí no debe ser un actor marginal. Tampoco
la empresa privada no debe ser la única que innove e incorpore tecnología a sus
procesos misionales. Bien es sabido que ésta no defiende bien el interés
general y común, como tampoco lo haría una ong. El único actor que lo debe
hacer es la administración pública bajo la democracia representativa. Necesita
administrar bien los datos y la información. Para ello, los departamentos y
municipios tendrán que crear una Unidad de Gobernanza de Datos para administrar
bien la información de todas las áreas y el gobernante tome oportunas decisiones
bajo el esquema de una gobernanza pública.
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