Columna publicada el 14/10/2020
En el foro
sobre transformación digital realizado la semana anterior en la Universidad
Sergio Arboleda, se indicó que lejos de haberse opacado el espíritu innovador y
emprendedor con la pandemia; sucedió lo contrario. La innovación y el
emprendimiento están en todas partes (instituciones, departamentos, ciudades y
municipios). En los laboratorios, universidades, fondos de inversión,
unicornios escalables, entidades públicas con políticas sobre el tema, la
puesta en marcha de los 100.000 nuevos programadores, además del surgimiento de
programas con estímulos en ciencia, tecnología e innovación. En otros términos,
que el viento decola o sopla a nuestro favor. Está en la agenda y es el momento
del país. Sólo es cuestión de confiar. Así mismo, no olvidar que los innovadores
y emprendedores somos todos y tienen algo en común: no les importa la edad,
sexo, religión ni ideología política. Se unen por causas comunes y crean
comunidad: los ecosistemas innovadores y emprendedores (los cuales deben
potenciarse). Se trajo a colación el Centro para la Revolución Industrial
creado en Medellín como proyecto piloto para la articulación de actores
(universidad, empresa, gobierno, Estado), la apropiación del conocimiento y el
impulso de grandes proyectos. Se reitera en la necesidad de entender y comprender el uso de
datos, blockchain, big data, internet de las cosas, robótica, computación en la
nube, inteligencia artificial, oficinas regionales de transformación de
tecnología, hut de biotecnología, soberanía de datos, bancos centrales de datos,
la gobernanza y gobernabilidad de datos, ecosistemas innovadores y
emprendedores, la especialización inteligente de las instituciones y de los
entes territoriales, así como el fortalecimiento de la financiación en CTI, la
conexión de demandas y retos de las empresas y la definición del foco en cada
región. El tema, es que ya se tiene una clara política nacional de
transformación digital en Colombia. Afortunadamente El Covid-19 nos aceleró la
vida digital. Nos puso en el reto de la apropiación de tecnologías de la
información y la comunicación exponenciales, cultura, procesos, tecnología,
ambiente jurídico propio del mundo digital , riesgos de inversión a la vanguardia,
incluso, más allá de las fronteras para tener como base de desarrollo, el
emprendimiento, el acceso a mercados, la financiación, producción de lo
requerido por el mercado, formalización,
talento humano con habilidades blandas, valores de colaboración,
apertura y con referentes como los de China, Israel y, Silicom Valley. Que es
necesaria, la articulación de procesos de innovación, incluidos los de la educación
superior y los ecosistemas, la curiosidad, la escalabilidad, proyectos mínimos
viables y el ADN del emprendimiento y la innovación en acción en cada uno de
nosotros. La advertencia: sólo los más competitivos sobrevivirán. Tener la decisión
de querer hacerlo, de crear y generar valor, para quien hacerlo, entendimiento
del entorno y el aprovechamiento de las diversas oportunidades. La innovación y
el emprendimiento en esta época es un estilo de vida, de pensamiento (sistémico,
inventivo, creativo). La innovación la hacemos todos. La transformación no es
un proyecto. Pues la V revolución está a la vuelta de menos de 10 años. La
velocidad del cambio es la continuidad. Y debe ser también continua en la
organización. Por el camino de la programación.
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