Columna publicada en el Diario la Nación el 17/02/2021
Ante la
aparente propuesta de la Federación de Municipios de ampliar el periodo
presidencial, con el argumento de reducir 3 billones que cuestan las elecciones
del 2022 y, de paso, evitar la multiplicación de los contagios por Covid-19; en
estos momentos coyunturales es hasta insólita, por no decir, que no pasa de ser
un mal chiste. Esperamos, que el gobierno desmienta esta iniciativa aprovechada
por los medios de comunicación y aclare, que ni siquiera la han contemplado en esa
agenda con supremacía de poder como rama ejecutiva que han tenido en esta
pandemia (bajo el velo de la pandemia mundial), y en la que se anuló el
equilibrio de poderes con relación a la rama legislativa y judicial. Ello sería,
ratificar que en este país nos lo hemos pasado de “timbo en tambo”
privilegiando los intereses de unos pocos en el poder y, demostrando que la
democracia más sólida del contexto latinoamericano, es puro cuento. De hecho,
¿Cuál democracia?. Personalmente, en las elecciones pasadas voté por presidente
para un periodo de 4 años. Con unas propuestas para ese periodo. Ampliar el
periodo no es conveniente. Ello profundizaría el debilitamiento de la escaza o
nula participación ciudadana que tenemos. La reelección presidencial ya hizo
mucho daño en este sentido. Pareciera que reculamos y no aprendemos de la
historia. Ni siquiera aprendimos de todo ese debate que se dio entre si era
mejor tener un designado o vicepresidente. Tampoco de los dos periodos de una reelección
presidencial. Tampoco de los hundimientos de proyectos sobre periodos de los
gobernadores y alcaldes, entre otros. Permitir la ampliación del periodo
presidencial por parte del Congreso de la República, es un tanto como decir que
los representantes y senadores actuales sucumbieron ante la supremacía del
poder de la rama ejecutiva, de las migajas del poder, de la degradación de la
política, del poco respeto que merecen los ciudadanos y que la rama judicial
merece estar en el pedestal de árbitro, por si se le requiere en algún caso.
Tampoco, podría justificarse ignorancia del pueblo. No señor. Todas las
estadísticas indican en materia de apropiación tecnológica y digital, que los
ciudadanos durante este año de cuarentena, distanciamiento social, aislamiento
y, teletrabajo, tuvo un adelanto de casi 10 años. Hoy no discutimos la
importancia de la digitalización y virtualidad. Más bien, a ciertos servidores
públicos, les ha quedado grande el reto digital. Pero no a los ciudadanos en
general. Es decir, desde los niños hasta los de la tercera edad, hemos tenido
que interactuar ya con cierta facilidad en internet. Razón para que pueda
realizarse unas elecciones con votación de manera electrónica. Estamos seguros,
que se elevaría el nivel de participación. Tal vez, a eso se le tiene miedo. Ya
no habría ejército de pregoneros, compra de votos, incluso, disminuiría la
financiación de campañas políticas. Lo que deben hacer señores congresistas, es
tramitar el proyecto, con iniciativa parlamentaria (para que en algo
dignifiquen su poder de rama legislativa), para adelantarse a la validación del
voto digital. De esa manera, ratificarían que hemos apropiado la digitalización
en Colombia. A tal punto, que hasta las elecciones son virtuales.
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