Por primera vez observé una reunión de Alcaldes y Gobernador bajo un espíritu solidario y humanitario, lejos de intereses particulares y juegos politiqueros, cuyo propósito constituyó el tomar acciones preventivas para hacerle frente a cualquier emergencia que se presente en el Huila con motivo de esta intensa ola invernal que estamos viviendo y, donde las proyecciones del Ideam indican que la nubosidad se va a trasladar hacia el sur del país en los próximos días. Si bien es cierto que en nuestro departamento “la hemos sacado barata” según las palabras del mandatario huilense, debemos estar atentos, prepararnos, atender las indicaciones e instrucciones preventivas que emitan los alcaldes, pues los desastres naturales no tienen navidad ni año nuevo. Es de pleno conocimiento que este territorio tiene fallas geológicas que pueden activarse, represamiento de ríos y represa que podrían llegar al tope, la posibilidad de deslizamientos de tierra, poblaciones ubicadas en las partes bajas o cerca de las riberas de los ríos; lo cual requiere la organización, puesta en marcha y funcionamiento de los Planes Locales y Comités de Emergencia que sean necesarios.
Esta crisis verdaderamente humanitaria requiere la continuidad de la solidaridad que hemos demostrado los colombianos y, de ella, también nos ha quedado una lección enorme: “que debemos fortalecer en cada municipio los cuerpos voluntarios y de socorro (Defensa Civil, Bombero, Cruz Roja, Scout entre otros), dotación en todos los municipios de ambulancias, carros de bomberos y volquetas; tener listos auxilios en marcha, alternativas de abastecimiento de alimentos, recursos físicos y económicos, comunicaciones, alarmas, atención hospitalaria , equipos e implementos, así como procedimientos jurídicos expeditos para las declaratoria de emergencias y la posteriores contrataciones o adquisición de elementos y en la que después el gobernante no se vea involucrado en procesos disciplinarios, fiscales e incluso penales; al igual que la definición de puntos estratégicos no sólo de riesgos sino de atención y recepción como alternativa de albergues en caso de una tragedia. Estamos ante un hecho latente y que está ocurriendo. Ya vimos como están desapareciendo 17 cabeceras municipales en el país.
Ante estos hechos, hasta los contratistas tendrán que prestar su capacidad instalada existente de ser necesario (así quedará plasmado en los contratos que se celebren de aquí en adelante) para colaborar en cualquier desastre. En esta Colombia humanitaria; todo esto nos conducirá a un despertar en la conciencia ciudadana o nueva cultura: la de la gestión del riesgo. Ayudemos a nuestros Alcaldes
No hay comentarios:
Publicar un comentario