Lo ocurrido al Alcalde, en cuanto a la suspensión en el ejercicio del cargo por parte de la Contraloría, es un hecho que tiene enormes costos políticos para la ciudad de Neiva y el Departamento del Huila, y ni que decir, en el campo de la administración o gestión púbica.
Es contrariar de alguna manera los principios que orientan la gestión o manejo del Estado por parte del actual presidente de la República cuando defiende y aplica los principios del “buen gobierno”. Y eso que aún no han tomado decisiones por parte de la Fiscalía y Procuraduría.
Ante este panorama preocupa que los intelectuales, amigos políticos, academia, empresarios; es decir, todos, especialmente los que estamos y son de Neiva, no hayamos expresado una voz contundente sobre lo acontecido. Nos hemos quedado de espectadores, como en una corrida de toros donde sólo se espera la cortada de una oreja o rabo para aplaudir. Esto no puede seguir ocurriendo (me refiero al silencio sepulcral y voces sólo por debajo de la solapa para abordar los hechos acontecidos y que revisten una suprema importancia). ¿A propósito el actual Procurador Regional, no era el asesor jurídico del Alcalde para la época?. ¿Le habría advertido sobre los efectos de estas decisiones?
Sumado a lo anterior, está el informe realizado por el Departamento Nacional de Planeación sobre el índice de eficacia del 9.0 que registró la capital huilense y que se basó en los resultados del cumplimiento de las metas previstas en su plan de desarrollo, eficiencia en el uso de recursos físicos, humanos y financieros, suministro de bienes y servicios como educación, salud y agua potable; grado en el cual presupuesta y ejecuta los recursos del Sistema General de Participaciones; desempeño en el manejo de finanzas, idoneidad de las facultades administrativas y de gestión; y que nos ubicó en el puesto No. 11 entre los 20 municipios más ineficaces del país durante el año 2009. Un ranking nada deseable para quienes nos dedicamos a formar gestores públicos y creo que para la comunidad en general.
Ojalá quienes aspiran a reemplazar el Alcalde no utilicen este tema como su principal arma para defender sus ideas, ni si quiera quién hizo la mega-encuesta con intereses personales y sin rigor académico o apoyado por una institución reconocida.
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