En el ámbito del Derecho Internacional Público, el surgimiento, modificación o extinción de organizaciones de carácter supranacional para promover intereses comunes, nuevos medios de protección colectiva para el desarrollo de los pueblos, humanización de sus confrontaciones con estricto apego a los derechos humanos, equilibrio en sus relaciones, disminución de hostilidades, respeto a la libre determinación de los pueblos, arreglo pacífico de sus controversias, fortalecimiento de la paz y la seguridad entre sí; pareciera que el factor tiempo, no es fundamental o apremiante. Es decir, no ha sido tan dinámico e innovador. De esa gran organización internacional que se reconoció con posterioridad a la paz de Westfalia en 1648 (Sociedad de las Naciones) hasta la conformación de organizaciones transcontinentales como ONU, OCDE, Liga Árabe, OTAN, OMC, Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, OPEP, Comunidad de países de lengua portuguesa, Mancomunidad Británica de naciones, organización internacional de la Francofonía, así como las respectivas organizaciones con radio de acción en Africa, América, Asia y Europa; no surgieron de la noche a la mañana. No obstante, sí es interesante que revisemos el caso de UNASUR que busca construir una identidad y ciudadanía suramericanas y desarrollar un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura, cuyo tratado fue suscrito en Brasilia en mayo de 2008 después de haberse visionada en el 2004, siendo este aprobado en Colombia por el Congreso mediante Ley 1440/2011 y revisado por la Corte Constitucional hace unos días. Esta organización le restará la dependencia que hasta ahora teníamos con la OEA y profundiza aún más la crisis por la que actualmente atraviesa. Y ya tenemos su primer fruto: el pasado 24 de agosto, el Consejo de Ministros(as) de Relaciones Exteriores expidió su primera Resolución que propone a los Jefes(as) de dichos Estados: crear un Consejo Electoral como una instancia técnica de cooperación, coordinación, investigación, intercambio de experiencias, promoción de la participación ciudadana y de la democracia y, atender la observación y acompañamiento electoral que se realice con sus estados miembros. De esta manera ya no necesitaríamos este rol que ha cumplido la OEA. También, ya se está fraguando la moneda común. Creo que los colombianos debemos poner más atención a la dinámica de esta organización, máxime, cuando en su Secretaría General está nuestra compatriota María Emma Mejía.
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