Jueves, 25 Abril 2013 00:06
Durante más de 20 años he seguido de cerca las acciones de nuestro
flamante Presidente de la República, el cual junto con Nohemí Sanín se
daban la mano en su sagacidad para hacer parte de los gobiernos de
turno, sin importarles sus aparentes orígenes partidistas.
Como estudiantes de derecho de la naciente Constitución del 91, ya
empezábamos a debatir en las cafeterías las acciones de estos dos
personajes. Pero desafortunadamente, uno de esos referentes, continúa
persiguiéndonos hasta hoy, no como fantasma, sino como un camaleón que
por fin se despoja de sus colores y pone al país en una zozobra
desesperante.
Los últimos hechos, ampliamente cuestionados por
personajes de la vida nacional, y entre ellos por columnistas que los
resumen muy bien como María Isabel Rueda: Estamos presos y Salud
Hernández Mora: Las Rodilleras de Santos, publicadas por el diario El
Tiempo y Fernando Londoño Hoyos en su editorial: El presidente de
encuestas, en su programa ‘La hora de la verdad’ del pasado lunes, así
lo evidencian. Entre todas estas cosas que dan coraje (sin hacer
referencia a lo de La Habana) que más llama la atención y que pasó por
alto, fue la solicitud no atendida del Expresidente Pastrana (lo único
bueno que últimamente ha hecho) para que no se pronunciara reconociendo
al nuevo presidente de Venezuela hasta tanto no se aclara lo del
reconteo de los votos. Pero no. Ni siquiera esperó que avanzara el día
siguiente cuando ya su Ministra de Relaciones Exteriores expresaba un
bellísimo reconocimiento a Maduro por su proeza, mensaje de la
Cancillería que posteriormente sirvió como prueba para ser leído por el
embajador venezolano en la OEA y así, empezar a recibir a regañadientes
poco a poco el saludo de los demás colegas del mundo a excepción de
Estados Unidos y Francia. Ni qué decir de la foto en su posesión.
Otra
perla, que lo deja muy mal en el escenario de credibilidad fue haber
puesto a aplaudir a nuestros alcaldes (luego desilusionados) con la
promesa de avalar su ampliación de periodo a 6 años y con el tema de la
reelección. Aunque se corrigió este desatino monstruoso, alcancé a
vislumbrar un nefasto escenario con un periodo de 6 años para todos
(Alcaldes, concejales, diputados, parlamentarios, personeros,
procurador, contralor, defensor, etc). Líbranos señor de la ceguera o
imbecilidad.
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