En un diálogo reciente con quien fuera uno de mis docentes inspiradores en 1990 en el Colegio Nacional Simón Bolívar de Garzón, al preguntarle sobre el tema que ahora se impondrá, es decir: ¿por quién votaría para la conformación de la nueva nómina del Congreso de la República, de los candidatos que se barajan actualmente?, me sentenció la siguiente frase: “…en atención a la bola de nieve que está creciendo en torno a no más los mismos senadores ni representantes que pésimamente nos han representado y, que además quieren es mejorar su pensión, le apostaré a la “renovación”, caras nuevas y personas que nos representen dignamente los intereses colectivos en este mundo diferente…”.
Al respecto, efectivamente la bola de nieve crece, crece y seguirá creciendo en cuanto al deseo de renovación de congresistas, especialmente de los huilenses, pues puede afirmarse que el voto de opinión está tomando fuerza en nuestro contexto y los distintos sectores de la sociedad civil han respondido positivamente a lo que ello implica y representa.
Hoy le respondo a mi profesor, que estoy en esa onda de la renovación desde hace ya un tiempo. Que en mis tareas educativas y compromiso de cambio en el país, éste sólo se dará si cambiamos las prácticas clientelistas que han permeado todas las esferas de poder. No es que me comporte como un soñador idealista y con un péndulo o con una piedra filosofal. Lo que sucede es que no he perdido la esperanza de la formación y surgimiento de buenos y mejores líderes que harían un excelente desempeño en el Congreso de la República.
Dentro de esas caras nuevas, en cuanto a la Cámara de Representantes, me la jugaré en esta ocasión con Carlos Arturo Giraldo Aragón, ex alcalde de Pitalito y ex secretario de Gobierno de la Alcaldía de Neiva. Personalmente conocí su gestión como concejal en dicho municipio, igual el desarrollo de su campaña para llegar a la Alcaldía y sus cuatro años como burgomaestre en la que tuvimos la oportunidad de asesorar y dejar huella dentro del Plan de Desarrollo con una visión prospectivista. También destaco, como rasgo de personalidad más importante, el hecho de no haberse convertido en gobernante prepotente sino que con su sencillez, siguió cerca de sus seguidores. Similar a Jaime Bravo Mota. El Congreso requiere su liderazgo.
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