Lunes, 21 Abril 2014 3:08 AM
Culminada la semana santa y aumentado el fervor religioso, al menos en Timaná, donde tenemos un nuevo sacerdote que logró el regreso masivo de la ciudadanía a la iglesia gracias a su carisma, homilía tipo discurso y con enfoque rejuvenecido y cuestionador del rol que hemos cumplido como cristianos hipócritas, cambios en el atrio, autorización del retorno de los caminantes Emaús, inclusión de diversos grupos (coros, acólitos, decoradores) que colaboren en la eucaristía, viacrucis en vivo, celebración de la muerte del señor con altos niveles de reflexión, adoración de la cruz vibrante, encuentro de hombres para adoración del señor con antorchas, emotiva exaltación en las siete palabras, verdadera vivencia sobre el luto al señor y una maravillosa celebración de la resurrección; todo enmarcado dentro una reflexión sobre los desenfrenados pecados cometidos por la humanidad y que se ve reflejado en los desórdenes de la juventud, acabos de la unión familiar, drogadicción, alcoholismo, prostitución, juegos de azar, niños abandonados, corrupción, gobernantes ególatras, pobreza, desigualdad, aumento de la brecha entre ricos y pobres, violencia intrafamiliar, desvío de atención sólo en asuntos de espectáculo (televisión e internet); acciones todas, adornadas con el egoísmo, hipocresía, individualismo y poca fe en Jesucristo.
Esta última, incrementada por la presencia de profesores en escuelas y universidades que le han enseñado a los jóvenes que Dios no existe escudados por la mala interpretación de la epistemología del conocimiento y de la filosofía y sin un mínimo de estudio sobre la teología.
En fin, la población se sintió cuestionada, y de alguna manera, responsable por todo ello. Sin embargo, quedó en el ambiente, un abrumador sesgo de arrepentimiento y de cambio a partir de la fecha.
Desde hacía unos cuantos años, no se vivía una camaradería entorno a la iglesia católica en Timaná.
Una bienvenida para el nuevo sacerdote y que permanezca en esta localidad (municipio de los más sanos del Huila) para que promueva nuevos liderazgos en la fe, especialmente en los adolescentes y jóvenes, consolidándola en los que pasamos de la cuarta juventud en adelante.
Era oportuno y refrescante. Todos los cambios son necesarios. Hasta en la iglesia católica necesitamos apertura, inclusión, dinamismo, creatividad, innovación para no dejar perder la fe en un ser supremo, en particular, dentro de un mundo completamente distinto e integrado por la sociedad del conocimiento. A iniciar con acciones positivas.
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