ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, cursante del Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en el Colegio de Morelos (México), ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

miércoles, 26 de abril de 2017

¿CORRUPTO YO?, O LOS DEMAS

Columna publicada en el Diario la Nación, el 26 de abril de 2017


La semana anterior se llevó a cabo un importante foro internacional sobre corrupción en Bogotá durante dos días con la presencia y participación directa, incluso, del Presidente de la República, Contralor, Fiscal, Procurador y otras personalidades de Colombia y del Exterior. Se excusaron, por supuesto, los principales dirigentes del Huila. Allí, se pudo tener una percepción sobre este fenómeno o cáncer que carcome y tiene en metástasis a nuestro país por encima de otros poderosos males que no permiten el desarrollo y progreso que perseguimos. La corrupción es una enfermedad y un fenómeno que sufrimos todos los individuos de acuerdo a nuestras propias características y no responde simplemente a la categorización o descripción en particular de un individuo.  Hablamos o repetimos, por la influencia de los medios de comunicación, que un individuo tiene justamente una serie de características casi que genealógicas o genéticas que lo identifican frente a otros por tener la costumbre de robar el erario público. Pero ello es falso. Sucede todo lo contrario. Todos los seres humanos, desafortunadamente, tendemos hacia la corrupción. Lo que ocurre es que nos escudamos en posiciones o fundamentos absolutamente hipócritas y en autoengaños tontos y estúpidos para poder justificar situaciones que no existen. Todos somos corruptos, por los siguientes factores: 1.-  El interés personal que perseguimos en todo lo que hacemos. 2.- La búsqueda y obtención de un beneficio extra-posicional cuando ejercemos una actividad y, 3.- El abuso de poder cuando lo logramos detentar o imponer. Sobre estos tres pilares, desafortunadamente, gira nuestra sociedad. En primer lugar, ¿qué hace que un ser humano o individuo actué?, ¿cuál es su interés para proceder?, además, ¿será por un interés altruista, comunitario o de cualquier otra naturaleza?. Desafortunadamente no. La mayoría de los individuos en la sociedad actúan por un interés personal. Nuestros parámetros de conducta siempre están enfocados o predeterminados hacia la obtención de beneficios de la manera más fácil y sencilla como sea posible. Y, todos nosotros, lamentablemente somos unos pequeños abusadores de poder desde la infancia y en diferentes contextos (familia, amigos, organización, etc.). No importa si estamos en la posibilidad de ostentar un poder mínimo, pequeño o grande. Somos unos hipócritas frente a la corrupción. El corrupto no es un extraterrestre, puede ser cualquiera de nosotros. La corrupción, responde a un impulso humano que no podemos eliminar. Lo que sí podemos es reducirlo, evitando caer en estas tentaciones y prácticas nefastas para la sociedad. La mejor forma de luchar definitivamente contra la corrupción es absteniéndonos de tener que actuar en determinados casos calificados como corruptos. Impulsando, una educación basada en el ejemplo y con un alto compromiso de cambio fundamentado en principios y valores. Lo contrario, es favorecer la corrupción. La sociedad no debe renunciar a la movilización contra todas esas prácticas de los corruptos.

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