Columna publicada en el Diario la Nación el 15/05/2024
Las
expresiones de Antonio García, comandante del ELN en el que confirma las
peticiones del hoy presidente de la república para que lo llevaran en las
vueltas del cobro de algunos impuestos recaudados por esta organización al
margen de la Ley por allá en los años 80; pero que, además, sí lo llevaron y le
entregaron el dinero solicitado, llegando incluso a cortarle el chorro,
precisamente, no por buen uso a ese dinero mal habido, envía muchos mensajes al
país. O por lo menos, permite hacer muchas lecturas. Más bien, contribuye para
seguir perturbando la mente de un alto porcentaje de personas en el país que
reflexionamos y pensamos sobre estas situaciones o acciones, especialmente en
una época donde ha subido el pico en afectación de la salud mental y donde
requiere descifrarlos o interpretarlos. No se puede minimizar, ni tapar esta
confirmación o sacada de cueros al sol, de esas caminatas non santas de quien,
según nuestra constitución política, simboliza la unidad nacional como
presidente de la república. Si bien es cierto que cuando se está en un grupo al
margen de la ley, los mismos no se financian como en la iglesia con los diezmos
libres y voluntarios que dan los feligreses y tampoco se ponen a hacer rosarios
de la caridad para sobrevivir en sus filas o con su manada de integrantes
armados hasta los dientes, la salida a la luz pública de estas infidencias son
más que amargas. Cómo le explica uno a los niños del colegio en calidad de
docentes estos apuntes, si se quieren llamar históricos. A los hijos pequeños
en nuestros hogares a la luz de una charla familiar. Ellos preguntan. A los
servidores públicos que han tenido una vida marcada en valores y meritocracia y
ven a su máximo jefe como referente. A las personas y familias en general que
han luchado contra viento y marea para tener las cosas con el mandato o
autoridad desde casa y que nos enseñaron nuestros padres: trabajar honradamente
para conseguir las cosas y mirar al frente con honor. El hecho que sean o hayan
sido conductas aplicadas o desplegadas por quien nos representa interna y
externamente en nuestro país como jefe de Estado, jefe de gobierno y suprema autoridad,
tienen más connotación. No es que sea o seamos mojigato o tal vez chapados a la
antigua. Nada de eso. Es un hilo conductor. Pero peor aún, que no pagaron el
préstamo otorgado. No es que se escudaran en que ladrón roba a ladrón. La
palabra es palabra. Es decir, mala paga. ¿Cómo enseñar el derecho a la paz, la
paz como derecho, valores, principios y conductas ejemplares con estos aires al
sol?. ¡Lecturas por doquier!. Construir la paz como se solicita, entraña un
proceso de progreso, justicia y respeto mutuo, que enmarca hasta estos
comentarios o reflexiones.
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