Afortunados quienes desde la infancia crecimos en fincas o parcelas
rodeadas y acompañadas de ganado (vacas, terneros, toros reproductores) y,
aprendimos a rodear, ordeñar, procesar la leche, vaquería, conocer las clases
de ganado y; lo más importante, el valor de subsistencia económica que
representaba para los campesinos, en mi caso, para mi abuelo en el sur del
Tolima. Gracias a ello, en esos tiempos, no conocimos el término: “pobreza”.
Más bien, crecimos con la conciencia e importancia del significado: “ganado o
ganadería”. Al escuchar en la radio y en la prensa escrita la presunta puja o
división (o pelea) que actualmente se presenta con algunos miembros del fondo o
comité de ganaderos del Huila, sentí una profunda tristeza. Cómo también, para
un gran número de huilenses. No es posible que una institución insigne para el departamento
y del país con más de 47 años, con 33 comités asociados, esté al borde de su
colapso por las pataletas politiqueras de tan sólo dos aparentes archiganaderos
que decidieron crear otra organización para luego afiliarse a la nueva
federación en la que posiblemente cuenta con el concurso y aval del ministro de
agricultura. Si bien es cierto que en el
Huila tenemos una radicalización política que ha llegado a diferentes sectores
y tentáculos, ésta no debe permear en los miembros del fondo o comité de ganaderos
por el bien de su organización y aporte que deben continuar haciendo al país.
Tradición, marca, imagen, historia, resultados y legados; no pueden perderse
por el interés personal de unos pocos, que no quieren responder a los ideales
de una institución o gremio que debe permanecer unido ante la adversidad y
conservar su autonomía (lejos de cuestiones politiqueras) para no perder su
foco perseguido durante más de 4 décadas difíciles que han tenido que afrontar.
Distinto fuera, si en la rendición de cuentas tanto a sus integrantes como a la
sociedad, los actos de corrupción privada o pública o informes de contraloría o
cualquier otra institución cuestionara su accionar. Lo que se evidencia en esta
coyuntura, es que la asamblea, junta directiva, comités y asociaciones
municipales del fondo y comité de ganaderos han cumplido sus estatutos. Si un
miembro no los cumple, perderá su calidad de miembro. Ello equivaldría a una
sanción. Así debe ser. Pero deseamos es un gremio unido, con peso y contrapeso cuando
sea necesario ante el gobierno, que muestre lo que está haciendo, que sirva de
puente ante proyectos como los distritos de riegos, ciencia y tecnología para
el sector ganadero, entre otros y, que abandone el paternalismo estatal con su
gestión. En consecuencia, abajo el ego y deseo de poder en el gremio, así como
la ejecución de proyectos que no son de su competencia. Trabajo colectivo
señores
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