OBERT ALEJANDRO ORTIZ R.
Este mundo interconectado se encuentra ante situaciones y desafíos no vividos hasta el momento que requieren de modelos y soluciones no convencionales. Confusión, inestabilidad de los mercados, crisis global, desconfianza, sector financiero cuestionado, verdades, sistemas y modelos en entredicho, etc; constituye la fuente de los nuevos valores que está adoptando la humanidad como son: transparencia, participación, cooperación, inclusión y sostenibilidad
Sin embargo, continuamos con la dificultad para responder ante escenarios de incertidumbre, donde hay que romper paradigmas y adaptarse al cambio. Las instituciones que nos han formado, sólo nos han entregado una serie de habilidades y herramientas técnicas que solo dan respuesta a escenarios ya probados y conocidos.
Y sumado a ello, el hombre en su búsqueda de la felicidad, entendida esta como “la experiencia global de placer y significado” ha descuidado quien verdaderamente da sentido a nuestra vida. No es la esposa, esposo, hijos, padres, hermanos, familia, amigos, empresa y conocidos; es nuestro Señor Jesucristo. Cuando no estamos ante dificultades, problemas o enfermedades, para ir a una fiesta, hacemos el mayor esfuerzo y nos vestimos de la mejor manera y, sí tenemos dolencias, procuramos aliviarnos temporalmente con tal de asistir. Pero, cuando de darle gracias a quién nos dio la vida, lo que tenemos, hacemos, somos y proyectamos, no ocurre con la misma intensidad.
No podemos seguir hablando de macroproyectos, formación en liderazgo al estilo de Harry Poter, Emprendimiento y de lo que más se quiera, sino hemos organizado y entendido el verdadero sentido de nuestra vida a partir de la paz interna, después de pedirle a Dios perdón y ayuda para ser menos rencorosos, egoístas, egocéntricos e individualistas y, mejor, que nos conduzca por el camino de la santidad, solidaridad, justicia, paz, amor y comprensión.
A partir de esta semana, con la Oración y Eucarístia, la Palabra de Dios y la Santa Madre Iglesia nos invita a conocer el Reino de Cristo, dueño de mi vida, del universo, eterno y universal, pues no está en ningún mapa, no ha recibido una unción temporal y está fundado sobre el amor y la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario