OBERT ALEJANDRO ORTIZ R.
La humanidad no había tenido tanta información, producción y publicación científica disponible como en esta época dominada por las NTICs para consultarla en bibliotecas digitales, megacampus o ecosistemas del conocimiento, con sólo tener acceso a Internet. A pesar de ello, no sabemos argumentar con un lenguaje exigente nuestras ideas.
Frases o expresiones como "mi teoría respecto a este problema es que..." y después de darle vueltas al asunto y de tomarse varios minutos, medio culmina la idea. Una cosa es que uno tenga una corazonada, sospecha, conozca un rumor, sienta una intuición, o como mucho una hipótesis, justificación, planteamiento del problema, hasta de pronto unos objetivos…, pero no una teoría.
Cuando una persona contribuye a solucionar problemas tiene que saber qué es un tema, experimento, una inferencia y por supuesto una hipótesis y, sobre todo, medio entender el proceso metodológico investigativo y la comprensión de los resultados obtenidos. Nos dedicamos a la gestión del conocimiento y descuidamos la "gestión del vocabulario" en forma rigurosa como expresión de buenos pensamientos. Esto tiene que ver con nuestra cultura pedagógica, nivel educativo y formación en Investigación. Las consecuencias desembocan en la falta de iniciativa, apatía, escasez de proactividad y situaciones que no favorecen la cristalización de proyectos en nuestra comunidad.
Vemos a diario cómo quienes toman decisiones a niveles de alta dirección se aventuran en detectar las causas de problemas sin ningún rigor, confunden causas originales con contributivas y mezclan causas significantes con poco significantes. Algo tan sencillo como distinguir problemas de soluciones y de resultados, constituye el punto de partida para hablar bien.
Aquí surge el compromiso apremiante de aprender a pensar y comunicar con buenos argumentos de conformidad con la riqueza del buen vocabulario. Se requiere un esfuerzo por parte de la formación continua en proporcionar herramientas de pensamiento, discusión y argumentación. Es necesario fomentar talleres de creatividad en los colegios y de cursos de argumentación y pensamiento riguroso en Universidades que nos genere el hábito de crear, reflexionar y pensar por si mismos. Ya es hora de aprender a pensar y de pensar con buenos argumentos lo que hablamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario