ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, cursante del Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en el Colegio de Morelos (México), ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

miércoles, 9 de octubre de 2024

Por una democracia deliberativa

 Columna publicada en el Diario la Nación el 7/02/2024

Patético, por no acudir a otro calificativo menos respetuoso, el llamado del representante Alejandro Toro, miembro del pacto histórico en cuanto que es necesario acudir ante la Corte Interamericana de Derecho Humanos, para denunciar o dar a conocer una posible ruptura institucional según el presidente de la república. Por favor. Quienes, por nuestra labor docente y formación académica en el área del derecho, desde la constitución del 91, esto definitivamente raya y da grima. Si algo aprendimos, es que la conducción del Estado recae en la persona del presidente. Que esta jefatura del Estado tiene una clara connotación simbólica y representativa, puesto que, en ella reposa la unidad del Estado, y su jefe, es quien lo representa en lo interno y en lo internacional como encarnación de su pueblo y vocero de un proyecto histórico como lo indicara Luis Carlos Sáchica (1992), en su texto: Nuevo Constitucionalismo Colombiano. Esto significa que en esa figura está la continuidad y unidad del sistema institucional y la articulación entre sociedad y Estado. Por ello, todos los poderes que tiene. Pero, desde luego con el claro entendimiento del artículo 113 de la Constitución Política, en cuanto que el poder es uno; se ejerce por medio de las ramas. Ramas que tienen funciones separadas, no poderes, y que se ejercitan en forma interdependiente, ya que están obligadas a colaborar, a trabajar en reciprocidad, para conseguir los fines globales del Estado, más allá de sus particulares competencias (se exceptúan aquí los entes autónomos, como el ministerio público). Tristeza profunda el escuchar y aguantarse a un presidente que vilipendia los anteriores fundamentos. Que lejos de convocar a una unidad nacional, lo que genera es una división abismal. Así no es. Si uno no le hubiese seguido los pasos como gobernante de la capital del país, tal vez se atrevería a decir que todo bien. Pero, no cambió en nada. Exactamente repite el mismo libreto. Como presidente, no debería, ni siquiera ocurrírsele en su cabeza, eso de una confrontación civil. ¡Por Dios!. Es necesario que se recuerde así mismo, que no gobierna para quienes votaron directamente por él. Sino para todo un pueblo colombiano. Que nos debería representar a todos, así estemos o no, por la misma línea ideológica. Todo esto está rebosando la copa. Estamos llegando a un punto de cansancio social y de hastío con su conducta. Refutar por todo, incluso, de agredir o de argumentar persecución o hasta defenestración de su gobierno. El pueblo es inteligente. Sabe las reglas de la democracia. Se han respetado. Se siguen respetando. Hay tradición democrática. Toca retomar el pensamiento de Carlos Nino hacia los 90s sobre la necesidad de la Constitución de la democracia deliberativa que este mediada por la discusión pública, pero con capacidad para ayudarnos a identificar decisiones imparciales y no sesgadas. Retomemos el sendero deliberativo, pero respetuoso del equilibrio de poderes.

 


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