Columna publicada el 19/06/2024 en el Diario la Nación
Después de haber asistido a la celebración de los 30 años del diario “La
Nación” con bombos, platillos, presentación artística, homenajes,
condecoraciones, invitados especiales, agradecimientos, torta y luego viajar en
retrospectiva desde sus inicios (1994) hasta hoy (de los cuales más de 16 años
como columnista); constituyó una emoción que desembocó en alegría. Ello, por haber
contribuido con nuestras reflexiones semanales en ese proceso de consolidación
de la noticia independiente, sin esperar absolutamente nada a cambio. Ni
siquiera, orientaciones sesgadas sobre cómo uno debe escribir. Mucho menos,
reparo alguno por los temas de las columnas que uno presentaba o veto alguno. Es
decir, un respeto profundo por las ideas de los columnistas, en este caso. Confieso que me fui inspirado para la casa. No
obstante, días después, surge la noticia que el diario fue vendido. Tamaña
sorpresa. Por todo lo que ello representa. Por un lado, son 30 años de
historia. De un emprendedor que sacó adelante un proyecto. No cualquier
proyecto, ni el que le apostaría cualquiera. Las lecciones de vida, de quienes
hicieron posible leer otro periódico en una región, donde a duras penas
llegaban otros medios de comunicación impreso, lo hace quijotesco. Despierta mi
admiración. Por supuesto, merece todos los reconocimientos. Por donde quiera
que se le mire. Así sea del sector privado. Ello construye región. Quienes nos
dedicamos a profundizar procesos históricos de la consolidación del Estado-
Nación, lo entendemos perfectamente. Ya califica para estudiarlo detenidamente
desde el punto de vista académico. Ojalá podamos tener un estudio sobre el
impacto de este Diario en 30 años. Desde luego, con una mirada lo más objetiva
posible. Por ello, levantarme unos pocos días después, y enterarme que el
diario cambió de dueño, es más que una sorpresa. No porque no se pueda
realizar, concretar o hacer. Si no, por los sueños, metas y retos que están de
por medio. No porque sea temeroso o miedoso a nuevos rumbos. Sino porque,
despierta nostalgia. Es un equipo de muchas personas que hicieron posible y
real un medio de comunicación necesario. No hay más maravilloso, que sentir el
placer de tener en sus manos un diario-periódico para leer. Desde muy joven
sentí ese gusto. Y más, si en el escribo mis líneas de lo que pienso en cada
tema en particular. Con tristeza, pero con mucho sentido de que todo lo que
ocurre es para mejorar, sea lo que sea, expreso mi gratitud infinita, no solo
al señor Oviedo, sino a todos los que integran y han integrado este, que, para
mí, sí es y ha sido un prestigioso diario del surcolombiano. Que quienes
inician esta nueva etapa, gocen de la mayor ecuanimidad, por no decir,
responsabilidad en la conducción de la noticia independiente, más en esta época
donde la inteligencia artificial vislumbra otro mundo posible. Pero que el
diario, nos permita más bien seguir con los pies en la tierra.
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