Columna publicada el 26/06/2024 en el Diario la Nación
Definitivamente ver y escuchar al
comisionado de paz, Otty Patiño, en la instalación de la mesa de diálogos de
paz, entre el gobierno nacional y el grupo autodenominado segunda Marquetalia,
cuando llegado el momento de su intervención, expresó a sus aparentes
contrapartes en nombre del gobierno y de paso en nombre del pueblo colombiano,
su abrazo de condolencias y de confianza, además de su lamento profundo de los
acontecimientos que no pueden llamarse incidentes porque se vuelven leves e
insignificantes, pues es algo fatídico y con el que se ha maltratado la
confianza desde febrero hasta acá con la segunda Marquetalia; porque las
fuerzas armadas en una operación magnífica dio de baja a Elmer Guerrero, uno de
los comandantes de la coordinadora guerrillera del pacífico, produce tortícolis
o da más que grima. Por no decir, decepcionante. No hubiese sido capaz de estar
allí, en ese comité de aplausos para la instalación de la mesa de diálogos con
esas primeras palabras. Quien fue dado de baja no era un angelito. ¿No hostigaba
a la población?. ¿Estaba de celebración de vacaciones de mitad de año?. Y
quienes lo neutralizaron, ¿ahora serán los malos del paseo, por empañar o
minar, según el Comisionado, esa confianza?. El Comisionado debe entender que
su lenguaje tiene que ser más diplomático. Representa a un Estado, con un
gobierno de turno. Una institucionalidad. No forma parte como representante de
la banda con la que van a negociar de aquí en adelante, pues esto fue lo que
dejó entrever. Para qué negociaciones entonces. Si no los podemos contrariar.
De eso sí es experto Iván Márquez. Y si no, pregúntenles a todos los miembros
negociadores del proceso con las FARC-EP y que llegaron a ese acuerdo en
2016. Si algo se tenía claro en el
gobierno de Santos, fue esa línea roja: la institucionalidad es
institucionalidad. Como estarán los integrantes de la operación realizada en la
que neutralizaron al angelito Guerrero. Listos para recibir la investigación
disciplinaria, por un lado. Por otro, atentos a la solicitud de baja o de calificación
de servicios por esta proeza, en especial los comandantes. Como también, la
investigación penal, que no les fallará. Porque con ese respaldo de un Comisionado
de paz, se vuelve una reacción en cadena, con ministro abordo y luego
presidente de la república. Muy seguramente, no veremos las condecoraciones a
estos militares. Casi dañan la instalación de una mesa de diálogo, nada mas y
nada menos. Para quienes tenemos un respeto profundo por la institucionalidad
de las fuerzas armadas en la consolidación del Estado Nación, esto fue una
bofetada en público a las fuerzas militares y decepcionante para la gran
mayoría de los colombianos de bien. Si de lo que se trata es de generosidad, de
caminar como pisando huevos en representación del gobierno, se inició mal. Pero
muy mal. Más bien, lamento profundo que eso se haya dado de esa manera.
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