ASESORIA Y CONSULTORIA JURIDICA, EN EDUCACIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ENTRENADOR EN LIDERAZGO

Abogado, Especializado en Gestión Pública, estudios de Maestría en Administración Pública -ESAP y Maestro en Administración Pública del Instituto Universitario Veracruzano de México, ex-Conjuez del tribunal administrativo del Huila. Docente Universitario (del magisterio), investigador y capacitador. Columnista y conferencista en liderazgo, emprendimiento e innovación y derechos humanos. Conciliador en Derecho. Amplia experiencia en el sector educativo, Administración Pública y liderazgo. Experto en gestión de fortalezas. Apasionado de la psicología positiva. No dude en contactarme y efectuar su consulta que de inmediato se dará respuesta oportuna a su llamado o consulta.

UN NUEVO MODELO DE LIDERAZGO

Los nuevos líderes y trabajadores del futuro deben tener una habilidad que pueda venderse al rededor del mundo. Con esa habilidad; construir una marca personal, idea o un producto. También, colaborar con otras personas que son diferentes a nosotros, de ciudades distintas, de otras nacionalidades, de especialidades y géneros no iguales. Si no tenemos clara esa habilidad, seremos rápidamente reemplazados.

martes, 23 de enero de 2024

El Huila Deleuziano

 Columna publicada en el Diario la Nación el 18/01/2023

Ahora que ingresamos a un nuevo año escolar, los docentes del departamento del Huila, en particular, deberían retomar y apropiar, lo que fue la vida del filósofo francés Gilles Deleuze en su devenir como maestro-educador, a fin de seguir dibujando otros caminos por los cuales transitar en cuanto a educación crítica se refiere. Las pruebas realizadas a los estudiantes (pruebas saber y evaluar para avanzar), con los resultados conocidos tanto en el departamento como Neiva y Pitalito, lo requieren. Especialmente en lectura crítica. Pertinente conocer la época de estudiante y luego de sus enseñanzas como profesor, para resignificar su “pedagogía excepcional” de este pensador, como lo advirtiera Dosse (2009). En su momento, en 1969, lo expresó Foucault: “quizás algún día el siglo sea deleuziano”. Es apasionante revisar como este pensador, por ponerlo en términos populares, era taquillero en sus clases y conferencias. Se desprende de todos los testimonios vivenciales de quienes asistieron a sus clases, que la idea siempre fue favorecer la invención y el trabajo por fuera de las reglas universitarias. Que relataba frente a sus estudiantes las aventuras de un libro que parecía escribirse solo, siguiendo el hilo de una palabra febril y abierta. Conectaba sus libros con sus clases, en medio del aula. Fascinaba volviéndose el partero tierno y bárbaro del deseo de aquellos que venían a escucharlo. Hablaba sin leer las notas, al público, como si el libro que llevaba en él estuviera inscripto desde la eternidad en lo más recóndito de su alma. Afirmaba que la labor de un profesor era comunicar y hacer amar un texto. Hacerlo con pasión. Involucrando los intereses, las pasiones, las emociones, de sus estudiantes para refrendar luego que un curso realizado tenía que ser emocionante. Si no hay emoción no hay inteligencia, ningún interés, no hay nada. Coinciden los asistentes que sus clases les ayudaban a vivir. Foucault lo sentenció en 1969, al manifestar que:  “pareciera que no se ha iniciado el siglo de Deleuze”. Pues no se ha abarcado ni la complejidad, ni la riqueza, ni la pujante novedad que emana de los textos de este filósofo francés. Tampoco permiten enmarcarlo como educador: es inclasificable. Su llamada pedagogía excepcional no responde a un método específico, o que se convierta en una guía de esas que tiene el Ministerio de Educación o algo similar. Corresponde a lo que significó su vivencia, encuentros con el mundo y a la riqueza de su formación y pensamiento. Es maravilloso que los docentes puedan enriquecer, como lo hiciera Deleuze, de la posibilidad de visibilizar otras formas para educar, y que éstas puedan salir del aula, pero que logren impactar con la vida misma. Recordemos que, aunque nuestro pensador referenciado y aquí llamado a estudiarlo, no fuera escritor en temas sobre educación, su pensamiento sí fue y es profundo. Incluso, nos motiva a pensar y a ser críticos, constituyendo este el mayor reto en la actualidad. Sí en Deleuze la educación se constituyó en uno de sus devenires, en el territorio mismo de su pensamiento; para nosotros debe ser la centralidad, la localidad, la comuna, el barrio y la casa de cuanto impactamos. Es urgente y necesario un despertar. Se requiere que todos los maestros del Huila, por su puesto de Colombia, se multipliquen con el legado de Deleuze. Promover y recrear un mundo deleuziano. Es posible.  

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