Columna publicada el 01 de noviembre de 2023 en el Diario la Nación
Surtida las
elecciones del domingo anterior, cesó la horrible noche. Un nuevo panorama
político que le habla al presidente de forma clara y fuerte. Nuevo pesos y
contrapesos que oxigena en las regiones, y de paso, al legislativo. Los
efectos, se sintieron hasta en la alocución presidencial al cierre de la
jornada electoral, pues la misma fue prudente. Cómo siempre ha debido ser. De
Unidad nacional. No más discursos con espejo retrovisor. No más confrontaciones
ni tensiones con diferentes actores. No más ideas de choque con la opinión
pública en general. Estas elecciones constituyeron una especie de aprobación o
no (termómetro) a la gestión y a todos los hechos y planteamientos del gobierno
liderados por el presidente Petro en este año largo de gobierno. Incluso, es
una manifestación frente a su impopularidad. O dicho, en otros términos, una
resistencia que se advirtió, no en marchas, ni paros, ni protestas, ni
manifestaciones, sino directamente en las urnas. Por su puesto, ello tiene un
sentido o mirada diferente. Definitivamente, que lo aprobado en el Plan
Nacional de Desarrollo se ejecute (que gobierne). En ese sentido, el presidente
le corresponde honrar su palabra en cuanto a reunirse con los nuevos
mandatarios locales en un ambiente de sana cordialidad para articular los planes
de desarrollo con los planes del cambio y el deber como gobernante de acatar y
respetar la voz del pueblo, como lo planteara en su alocución. Si ello se
cumple, se estaría dando paso a lo que Enrique Dussel planteara en sus 20 tesis
de política para lograr una civilización transmoderna, y por ello,
transcapitalista, más allá del liberalismo y del socialismo real. Es decir, en
el que se privilegie por encima de todo en esta época, la creatividad para
darle paso a los excluidos, originarios y pueblos. En este sentido, donde la
política sea utilizada en cada momento como especie de un oído de discípulo,
para que los que mandan, manden obedeciendo. Hasta el momento, esto no se ha presentado a
cabalidad. Mas bien ha sido un año de múltiples tensiones con la anuencia del
presidente, que no deben continuar. Ese llamado a diálogo nacional, ambiente de
cordialidad y búsqueda de consensos, ameritan que sea la línea para seguir, en
estos años de gobierno nacional que aún quedan del presente periodo
presidencial. Los liderazgos que surgieron y se renovaron o reencaucharon en la
región tienen la enorme responsabilidad de no defraudar en la solución del
descontento del pueblo frente a esa interlocución debida con la
institucionalidad con relación a los diferentes problemas que los aqueja.
Indiscutiblemente, un ambiente de tranquilidad se respira una vez surtida estas
elecciones para el bien de la mayoría del pueblo colombiano. Es la oportunidad
del presidente Petro, de reencontrar el faro de acuerdo con los postulados de
las 20 tesis de Dussel, a fin de seguir timoneando este importante barco
llamado Colombia. Plebiscito concretado.
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