Columna publicada el 11/01/2023 en el Diario la Nación
Un privilegio haber asistido el pasado 6 de enero al foro
internacional: Homenaje a S.S. Benedicto XVI: testimonio de obispos y laicos
que lo conocieron, programado por la Academia de Líderes Católicos. Una emoción
inmensa haber escuchado las intervenciones profundas del Cardenal Odilo Scherer
(Brasil), Mons. Christophe Pierre (Francia), Rodrigo Guerra (México), Flaminia
Giovanelli (Vaticano), Rocco Buttiglione (Italia), Juan Manuel Burgos (España),
entre otros. Quienes estamos en la iglesia católica nos llama mucho la atención
la vida de los Papas, sus escritos, enseñanzas, obra, particularidades de su
vida, incidencias en la humanidad, historias, etc. Escuchar estas
personalidades sobre el legado del Papa Benedicto XVI, sencillamente reafirma
que cada uno debemos trabajar por defender la verdad (fe) que profesamos por la
persona de cristo. Ese recorrido que realizaron los expositores sobre los
debates que hiciera el Papa Benedicto a nivel intelectual con filósofos y
científicos sobre la dictadura del relativismo en la que está inmersa la
sociedad y que embalsama la libertad de cada individuo para aceptar o proclamar
o predicar el evangelio (la nueva noticia); sencillamente fue maravillosa. Las
palabras indicadas de quienes lo conocieron en persona, destacan que era una
persona muy humana, sencilla a nivel de sentido de las relaciones humanas,
persona aún tímida y que no lo demostraba aún por su imponencia que reflejaba
por su voz, pero siempre con una mirada de atención para con las personas o con
su interlocutor puesta en sus ojos directamente (mirada directa), mirada o
escucha atenta a cada pregunta, su emotividad y cariño por el liderazgo de los
jóvenes que cada día crecía, un hombre inteligente con percepción aguda, perspicaz
en analizar las situaciones y los problemas de la doctrina, predicación,
cultura, teología y de la vida de la
iglesia. Pero también, con aportes concretos para encontrar la solución a la
superación de esas crisis del pensamiento de nuestro tiempo a esos temas que le
preocupaban. Coincidieron los exponentes, que el Papa Benedicto puso en el
centro de su pensamiento la vida de Jesucristo como “camino, verdad y vida”.
Por ello, era a Jesucristo quien se debía servir y seguir. También expresaron
que el Papa sufrió mucho, pues quiso enfrentar esos problemas que se indicaron
con verdad y decisión, sumados a los problemas morales en el clero, teológicos,
administrativos y, ello, le costó mucho para resolver. Había que comprender que
eran problemas que no se solucionarían de inmediato dada su complejidad. Lo que
se puede decir del Papa Benedicto para el futuro de la historia de la iglesia,
es que será reconocido como uno de los grandes teólogos, un referente de
doctrina de la iglesia y quien tuvo una percepción muy aguda sobre el centro de
la fe que es lo verdaderamente importante. Ello quedó muy claro en sus tres
encíclicas sobre la fe, la esperanza y la caridad. En resumen, Dios es amor,
Dios es caridad. Dios se reveló amor. Y que la vida cristiana debe ser una
correspondencia a Dios es amor en todos los sentidos. Con relación a la
renuncia del Papa, quedó absolutamente despejado que lo hizo al considerar que
ya no era humanamente capaz de continuar, se sentía sobrecargado en la
responsabilidad y que no tenía ya las condiciones de cumplir bien su misión.
Por ello renunció. Que fue un acto de generosidad y de un gran amor a la
iglesia. Luego, mantuvo una actitud humilde y estuvo siempre ligado al Papa
Francisco. Así se evidenció en las palabras del Papa Francisco en su funeral.
Una bendición este foro. Por no decir, un privilegio para seguir edificando
nuestra fe.
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